Delia Fiallo, escritora que le dio vida a exitosas telenovelas latinoamericanas falleció en su casa en Coral Gables, Florida a sus 96 años de edad.
“Cristal”, “Kassandra” y “Leonela”, son solo algunas de las numerosas referencias de la televisión dramática que creó Delia Fiallo. Entre sus obras populares destacan “Lucecita”, “Peregrina”, “María de nadie”, “Pobre diabla” y “Esmeralda”.
La escritora falleció a cinco días de su cumpleaños 97. Su cuidadora informó que estuvo consciente hasta hace dos días y falleció por la mañana del martes en su casa rodeada de sus hijos. No se reveló la causa del deceso.
La sobreviven cinco hijos — Jaquelin, María, Delia, Diana y Bernardo —. Así como 14 nietos y tres bisnietos. Su esposo, Pascual, falleció hace dos años.
Delia Fiallo dejó un legado en la televisión
Desde hace muchos años se le considera la "madre de las telenovelas latinoamericanas". Tanto así que sus creaciones traspasaron las fronteras más allá de los países de origen.
Selló su éxito internacional en 1971 con “Esmeralda”, que protagonizaron Lupita Ferrer y José Bardina. Su obra, traducida a idiomas como el japonés y el checo, llegó a millones de espectadores en más de un centenar de países.
Fiallo nació en La Habana, Inició su carrera como escritora de cuentos en Cuba en la década de 1940. Luego se dedicó a escribir guiones de radio y telenovelas.
Gracias a su "pluma" los actores que dieron vida a los personajes escritos alcanzaron la fama internacional con sus interpretaciones. Tras su partida le dedicaron algunas palabras, tal fue el caso de Jeanette Rodríguez, quien protagonizó junto a Carlos Mata “Cristal” y “La dama de rosa”:
Qué dicha he tenido, poder construir mi carrera profesional a través de tus hermosos y maravillosos personajes, me siento orgullosa y agradecida”.
En Instagram, Carlos Mata también escribió:
Que descanses en Paz, mi querida Delia Fiallo. Mi eterno amor y gratitud. En este momento no tengo palabras”.
Fiallo, autora de su propia historia
Fiallo terminó “Cristal”, la última de sus 43 telenovelas, hace más de tres décadas. Más tarde, la misma máquina de escribir que la acompañó tecleando los diálogos de sus personajes ficticios la acompañó a narrar su propia autobiografía, que en 2011 dijo a la AP que había comenzado a escribir a pedido de sus familiares.
Estoy disfrutando de mi ocio, de mi familia, y de mi vida”, manifestó en una entrevista a AP. “Durante todos esos largos años que estuve trabajando hice un gran sacrificio, apenas pude disfrutar de nada”.
Admitía que no sabía manejar la computadora y no le gustaba. Por eso utilizaba su máquina de escribir Adler, que compró al llegar a Miami como exiliada hace 55 años.
Sonriente y de buen humor, solía hablar del éxito que alcanzó como escritora de telenovelas, su niñez como hija única, su afecto por Venezuela — donde se produjeron muchos de sus dramáticos — y su desencanto con algunas adaptaciones mexicanas.
“La época dorada de mi profesión fue (durante) los años que produje en Venezuela”, aseguró en 2011. “Respetaban mi creatividad, no me cambiaban nada. Yo elegía el reparto, yo elegía la música”, rememoró.
Fiallo trabajaba desde Miami y todos los días enviaba sus libretos a Caracas, primero al canal Venevision y posteriormente a su competidor, Radio Caracas Televisión. En esos años no había fax ni internet, pero alguien siempre le hacía el favor de llevarlos.
“Terminaba de escribir el capítulo y salía al aeropuerto a pedirle a un pasajero que me (lo) llevara ... y algunas veces lo dictaba por teléfono”, relató.
Con tanto trabajo, poco tiempo tenía para dedicarle a su esposo, el director cubano de novelas Bernardo Pascual, y a sus cinco hijos. Por eso en 1985, después de escribir “Cristal”, dijo basta y se dedicó a viajar y a estar con sus hijas.
Fiallo, quien quería ser veterinaria pero terminó estudiando literatura porque su madre la obligó, era menuda y de pequeña estatura. El éxito jamás había pasado por su cabeza.
Sin embargo, estaba segura de la huella que dejó.
La primera que escribió una novela de continuidad en horario estelar en toda América Latina fui yo”, expresó orgullosa de su trabajo. Aquella telenovela fue “Hasta que la muerte nos separe”, que se estrenó en Cuba en 1957.
Para dejar a sus hijos en una buena posición económica, Fiallo aceptó a comienzos de la década del 2000 una oferta del canal mexicano Televisa y le vendió los derechos de todas sus novelas, de por vida.
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