Tardó, pero la suerte le terminó sonriendo a David Hosmer, un hombre originario de la ciudad de Durham, Carolina del Norte.
Hosmer, de 68 años, pasó años jugando a la lotería, diciéndole a su esposa una y otra vez que algún día ganaría el premio mayor. Y llegó ese día.
El sujeto hizo realidad su predicción cuando un billete de raspadito que le costó $20 se convirtió en 100,000.
"Le dije a mi esposa que iba a ganar un día y finalmente llegó mi día", comentó Hosmer con evidente alegría.
El instalador de techos ya jubilado aseguró sentirse “afortunado”. Un día antes de ganarse el premio mayor, se llevó uno de $30.
Al ver su buena suerte, pasó a una tienda de comestibles ubicada en Sherron Road, en Durham, para probar suerte nuevamente. Y el presentimiento le dio la razón.
Tras comprar su boleto de Ultimate 7, lo raspó en su automóvil, dándose cuenta de que era un ganador.
“Me temblaban las manos. Entonces una sonrisa apareció en mi rostro y comencé a sonreír de oreja a oreja. Llamé a mi esposa y ella comenzó a gritar”, recordó el hombre de 68 años.
El miércoles 1 de diciembre Hosmer recogió su premio en las instalaciones de NC Education Lottery, el cual después de las retenciones, se llevó a casa $70,756.
El ganador dijo que con ese dinero planeaba terminar de pagar el nuevo Ford EcoSport de su esposa y luego viajar a Hawái.
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