Dios nos dio la habilidad de comunicarnos mayormente a través del habla, con las palabras. El hombre más sabio que ha vivido sobre la tierra, el Rey Salomón dijo en uno de sus muchos consejos en el libro de los Proverbios en el capítulo 18: 20-21 Con el fruto de su boca el hombre sacia su vientre, con el producto de sus labios se saciará. Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto
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Salomón veía que las palabras que salen de la boca de una persona son como la comida, pues dice que del fruto de su boca el hombre sacia su vientre
. Todos los humanos comemos saludable o comemos no saludable, hay personas que comen muchos vegetales, carnes y aves que han sido cuidadosamente preparadas para que el cuerpo se mantenga saludable, por otra parte hay personas que su comida es chatarra y comidas procesadas que han sido preparadas de antemano y quizás por mucho tiempo.
Estas comidas contienen preservantes artificiales que pueden ser peligrosos para la salud. También dice Salomón que con el producto de sus labios se saciara. Cuando uno come, ya sea bueno o malo el estomago se va a saciar y estará lleno.
Claro que esto de comer es solamente una ilustración a una vida con propósito o sin propósito, todo está en la boca. Cuando usted decide que de su boca salgan palabras de amor, de bondad justicia, de apoyo, compasión, amistad, palabras de ánimo, consuelo, de esperanza, palabras que levantan el ánimo y el autoestima, tanto el suyo como el de los demás, su vida estará llena, siempre habrá un espíritu alegre y esperara lo mejor para usted, su familia, sus vecinos, su comunidad y su prójimo en general.
Las palabras chatarras son aquellas que destruyen no solamente a usted pero a los demás, palabras de odio, de contienda, de criticismo, de envidia, palabras negativas de que no se puede, que eso no va a funcionar, que nadie me quiere, que todos son malos, que si esto no sirve. Todas esas palabras son destructivas, que tarde o temprano darán resultado para mal.
Salomón dijo que la vida y la muerte están en las palabras que hablamos.
Hay muchos padres que le dicen a sus hijos que ellos son lo mejor del mundo, que se les ama, que ellos irán a ser algo maravilloso en la vida, que en ellos hay esperanza. Otros padres les dicen a sus hijos que ellos no van a ser nada, que están gordos, que eres un bruto, te pareces a tu padre o te pareces a tu madre, nunca serás nada. Esas palabras y otras peores se dicen en la familia y nunca hay una palabra de aliento o de seguridad. Estas palabras se quedan grabadas en el corazón y un día esas personas llegan a ser lo que se les dijo que serían.
Hoy yo le invito a que evalúe si las palabras que habla están edificando, o están destruyendo, están siendo de bendición o de maldición, ojala que todas sus palabras sean para bendecirte a usted y a los demás, así será una persona más contenta, feliz y saludable, y su corazón y su cuerpo estará llenos de mucha luz y de paz.