Durante el invierno no estamos exentos de sufrir de una deshidratación, pero pocos lo saben. Es por ello que es importante saber cuántos litros de agua debemos tomar aun en los días más fríos, donde la sed puede ser menor respecto al verano.
Una correcta hidratación ayuda a mantener los órganos saludables y asegura el correcto funcionamiento de los riñones, por solo mencionar uno de los esenciales que depende el consumo de agua. En ese sentido, es importante desmitificar la creencia de que el cuerpo necesita menos líquidos en comparación con el verano, pero ¿a qué se debe?
¿Cuánta agua se debe beber al día?
Mayo Clinic dice que no hay una fórmula precisa de cuánta agua se debe beber al día, ya que cada persona tiene necesidades diferentes en función al propio estado de la salud, la actividad física y el lugar de residencia. Este último, se influencia en gran medida por el clima.
En vista de que ha sido necesario establecer una medida, las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos determinaron que una ingesta diaria adecuada de líquidos en un clima templado es la siguiente:
- Aproximadamente 3.7 litros de líquidos al día para los hombres.
- Aproximadamente 2.7 litros de líquidos al día para las mujeres.
Esta fórmula se simplificó en 2 litros (ocho vasos) de agua diarios, con el fin de hacerlo razonable y fácil de recordar. Sin embargo, la realidad es que los climas extremos como el verano, requieren de una ingesta superior. Por otro lado, aunque durante las bajas temperaturas parezca que esto debe cambiar, no es tan así. El cuerpo pierde agua a través de la respiración y otras actividades diarias.
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¿Por qué el agua es vital para el organismo?
El cuerpo humano está compuesto principalmente por agua, y representa entre un 50 % al 70 % del peso corporal. En una sola frase hay que decir que el cuerpo depende del agua para sobrevivir.
El agua desempeña un papel fundamental en diversas funciones corporales:
- Ayuda a mantener la función adecuada de los órganos.
- Elimina los desechos a través de la orina, la transpiración y las deposiciones.
- Actúa como solvente y transporte de nutrientes.
- Mantiene la piel lozana y fresca.
- Mejora la digestión.
- Regula y mantiene la temperatura en niveles normales.
- Lubrica y amortigua las articulaciones.
- Protege los tejidos sensibles.
En resumen, el agua contribuye a la salud general.
¿El cuerpo necesita menos agua en invierno respecto al verano?
Contrario a la creencia común, el cuerpo no necesita necesariamente menos agua en invierno. Esto se debe a que las funciones del cuerpo no se detienen y el agua sigue siendo el motor de ellas. Un caso particular es que durante el invierno, la piel tiende a resecarse debido al aire frío y seco, haciendo que la hidratación sea aún más crucial.
Un estudio de la Universidad de New Hampshire reveló que las personas sienten hasta un 40 % menos de sed cuando hace frío, pero las pérdidas de líquidos siguen ocurriendo. La calefacción interior, el viento frío y la menor humedad ambiental pueden aumentar la evaporación del agua de la piel y mucosas, lo que significa que la hidratación adecuada sigue siendo esencial.
Ignorar la necesidad de agua en invierno puede conducir a la deshidratación silenciosa, con efectos negativos en la salud física y mental.
¿Cuántos litros de agua se deben tomar en el invierno?
Como hemos dicho, determinar la cantidad exacta de agua requerida en invierno puede depender de varios factores individuales, como la edad, el peso, el nivel de actividad y las condiciones climáticas locales.
Como regla general, se recomienda consumir al menos 30 ml de agua por kilogramo de peso corporal al día. Otra norma puede ser mantener entre 1.5 y 2 litros de agua al día, repartidos a lo largo del día. Esto puede variar, y es importante prestar atención a las señales del cuerpo, como el color de la orina (que debe ser amarillo o clara o incolora). Por su parte, si se hace alguna actividad física aunque no se tenga sed, es importante mantener la toma de líquidos.
Mantenerse hidratado en invierno
Hay que recordar que el agua no es el único elemento de hidratación. También otras bebidas como la leche, los jugos o las infusiones pueden ayudar. Incluso, existen algunas frutas y alimentos con un alto contenido de agua, como la sandía, las espinacas, que aportan líquidos al organismo. Eso sí, hay que evitar las bebidas azucaradas como los refrescos o las bebidas energéticas.
Ajustar la ingesta de agua según las necesidades personales ayudará a mantener un equilibrio adecuado de líquidos, promoviendo la salud y el bienestar durante toda la estación invernal.