Luego de los festejos de Navidad, y los viajes que eso implicó, los condados que ocupan el centro de Carolina del Norte regresaron a la zona amarilla de niveles comunitarios de COVID-19.
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El mapa estatal de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), incluyó a Wake, Durham y Orange con niveles medios del virus en sus comunidades.
Apenas la semana pasada, antes del 24 de diciembre, el mismo mapa mostraba toda esta zona en verde, que significa un nivel bajo de COVID-19. Pero en una semana 52 condados pasaron de verde a amarillo, 38 condados quedaron en verde y 10 se encuentran en rojo.
Por tercera semana consecutiva, los estados en rojo se duplicaron y ahora son 11 los condados en esta situación. Hablamos de Davie, Yadkin, Surry, Stokes, Forsyth, Onslow, Jones, Craven, Pamlico y Carteret.
Dichos condados se encuentran en la costa sur del estado o en la esquina noroeste cerca de la frontera con Virginia. Al inicio de diciembre, Carolina del Norte no tenía condados pintados de rojo.

Un condado pasa a rojo (de alto nivel de virus), si tiene más de 200 casos nuevos por semana y tiene más de diez admisiones hospitalarias por COVID-19 en ese mismo periodo por cada 100,000 habitantes. O si 10 % o más de las personas en los hospitales tienen COVID-19.
La recomendación de los CDC para todos los condados, sin importar si están en la zona verde, amarilla o roja y el estado de vacunación que tengan, es que usen mascarillas en cualquier lugar cerrado o concurrido, incluso en las escuelas K-12 para evitar más contagios de COVID-19.