Es común que muchas personas dejen recibir lamidas de su perro, pero tal vez al conocer la historia del médico Jaco Nel, lo piensen dos veces.
Y es que el hombre de inglés recibió lengüetazos de su perro Coker en una herida y a partir de ahí comenzó una pesadilla.
“Habíamos estado jugando un poco duro y me cortó la mano. Era un corte diminuto. Lo limpié y me olvidé de él. Nunca tuve más problemas con ese corte ni nada”.
Tiempo después comenzó a tener síntomas de gripa, por lo que no le dio mayor importancia y se trató como si se tratara de esa enfermedad. Sin embargo, el hombre estaba enfermo de septicemia, la cual fue provocada por la lamida del animal.
Un día despertó mareado y aturdido, por lo que tuvo que ir de emergencia a un hospital. La enfermedad ya estaba avanzada y le fallaron los riñones, por lo que tuvo que ser sometido a diálisis.
“Tenía prácticamente el cuerpo entero negro: la cara, las manos, las piernas, debido a los daños en los tejidos", expresó.
Fue así que le tuvieron que amputar ambas piernas, varios dedos de una mano y la punta de la nariz.
“Supe desde casi el principio que acabaría perdiendo las piernas y los dedos, pero no estaba seguro de lo que le pasaría a mi cara. Perdí la punta de la nariz y mis labios tienen cicatrices, me cuesta hablar y también tengo dificultades para comer”
Después de este momento traumatizante, Jaco decidió hacer activismo para apoyar a los sobrevivientes de la enfermedad, de la cual se enfermó por las lamidas de su perro.