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A finales del Siglo XX la NBA alcanzó su punto de ebullición en Chihuahua, México, donde el baloncesto es religión —quizás por la cercanía con Estados Unidos—.

La época más gloriosa de Michael Jordan con los Chicago Bulls marcó entonces a un niño de nombre Jorge Gutiérrez.

Sin imaginar que años después probaría suerte en la liga que 'Su Majestad' hizo grande.

Y es que el basquetbolista mexicano tuvo tres referentes durante su niñez.

Se trataba del propio Jordan, su compatriota Eduardo Nájera (de destacado paso por la NBA) y su padre.

Siempre los tuvo en mente mientras perseguía sus sueños.

Gutiérrez, de 32 años, es uno de los cinco mexicanos que han pisado la NBA.

En su caso, lo hizo vía la liga de desarrollo antes de pasar por Nets, Bucks y Hornets.

Fue con estos últimos cuando pudo coincidir con el ídolo de su niñez.

Michael Jordan es dueño de la franquicia de Charlotte, la misma donde Jorge pasó la temporada 2015-16.

“Fue una experiencia increíble. Ya era ideal ser parte de la NBA”, comentó el seleccionado azteca en entrevista con La Noticia.

“En Charlotte me trataron muy bien, hice muy buenas amistades, desafortunadamente no pude seguir jugando más temporadas con ellos”.

Si bien, el chihuahuense tuvo una gran experiencia con los Hornets, sobre todo fuera de la duela, finalmente no pudo asegurarse un contrato a largo plazo.

Pero el recuerdo de Carolina del Norte quedará perpetuado en su memoria.

“Es una ciudad muy bonita, aunque no la conocí bien al estar enfocado en mi trabajo”.

Especialmente, a Gutiérrez lo marcó el hecho de poder coincidir con su ídolo Michael Jordan en su paso por Charlotte.

Una experiencia que contará por el resto de sus días.

“Lo conocí ahí, tuvimos varias pláticas. Yo lo veía jugar en la televisión y era alguien inalcanzable”.

No compartí cancha con él, pero tuve la fortuna de ser parte de su círculo".

"Era mi jefe, la presión era muy gran con el solo hecho de estar en la NBA”, recordó el ahora jugador de Astros de Jalisco en la LNBP de México.

Han pasado cinco años desde que se despidió del equipo que lo hizo sentir como en casa, pero jamás olvidará aquella mística que envuelve a la franquicia que le ayudó a cumplir su sueño.

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