Es conocido que las iglesias son esenciales para el alma, son como “hospitales” donde llegan los enfermos espirituales; llegan los que están quebrantados y son construidos de nuevo, llegan todos los abatidos y encuentran un oasis de paz.
Es el lugar donde se tratan todas las decepciones, y problemas que tiene el ser humano.
En busca de paz
Recordé a Julio, un expolicía que vino de El Salvador unos años atrás, quien entró por nuestras puertas un día de verano. Venía totalmente quebrantado por el pasado: tenía las imágenes todavía frescas de querer ejercer la justicia en el rango que desempeñaba, el ser enjuiciado por negarse a ser parte de un sistema corrupto, su hogar quedó también destruido.
Julio vivía en un lugar donde no tenía paz, no quería ser un alcohólico, ni gastar todo su dinero en vicio, pues dejó a sus niños y al resto de familia en su país, y tenía que seguirles manteniendo. Su corazón estaba roto, confundido, y con rencor con los que le habían hecho daño.
Llegó a nuestra pequeña congregación y se sentó a escuchar la palabra de Dios. Aquel día, pregunté quién quería la paz que solo Jesucristo puede dar; quién quería seguirle, para vivir una vida de paz. Hablé de que Cristo perdona tus pecados, te da nuevas fuerzas y restaura tu vida. Julio levantó su mano, y con sollozos vino al altar y dijo yo, yo quiero todo eso.
El poder del amor
Quisiera contarles todo lo bueno que ha ocurrido en la vida de Julio desde aquel día, pero solo les quiero decir que hoy ¡Dios le ha dado tanto!
Le ha regresado la paz, ha tenido contacto con su pareja, ella le dice que hoy él es diferente, es humilde, bondadoso, sus hijos le aman y ha hecho hoy más por su familia y sus padres, que durante todo el tiempo que ha estado en Estados Unidos.
Hoy, cuando alguien habla con Julio, él dice que desde aquel día que conoció a Jesús nunca más fue igual, y lo único que le duele es no haberse encontrado con Jesucristo antes, pues se hubiera ahorrado mucho dolor en su vida.
Iglesias esenciales
Así como Julio, hay miles y muy probable, millones de personas sobre la faz de la Tierra que andan cargados de angustia y dolor; muchos hoy están contemplando el suicidio, pues el enemigo les ha metido en la cabeza que están en un callejón sin salida, o están tan enfermos y adoloridos, sin saber que Cristo es la salida.
Cristo es el que sana todas nuestras dolencias, enfermedades y es la solución para todo problema que podamos encontrar en la vida.
No existe brujo, o consejero que pueda curar las enfermedades del alma, solo la palabra de Dios lo puede hacer, porque muchas de estas carencias son deficiencias y tristezas del espíritu y del corazón, donde nadie ni nada puede penetrar, solamente el poder divino del Espíritu Santo de Dios.
Juntos aunque sea virtualmente
La iglesia esta sobre la tierra para predicar, enseñar, corregir, sanar enfermos y desatar a los cautivos, los cuales caminan y parecen estar sanos, pero por dentro están presos en sus propios pensamientos.
Oremos para que Dios permita que se habrá su casa pronto, que las iglesias sean esenciales, y orando juntan, sean la razón que esta pandemia desaparezca más rápido, y que volvamos a su casa con una nueva visión de seguir siendo lo que Cristo mandó, y enseñó, y sanemos las naciones de toda angustia, enfermedades y dolor.
Mientras tanto no deje de congregarse, aunque sea virtualmente, conéctese con su iglesia a distancia.