La administración Trump ha convertido en doctrina la idea de que si alguien se opone al presidente, es su enemigo. No hay espacio para el diálogo, la evaluación o el análisis. Quienes hemos visto de cerca en Latinoamérica el paso del autoritarismo, sabemos que la siguiente fase en la expansión de un líder autoritario es la restricción de los derechos civiles. Esta semana, un representante de Carolina del Norte se convirtió en títere de esta retórica, al amenazar a una organización latina por enseñar sus derechos a los inmigrantes indocumentados.
¿Está mal enseñar sus derechos a una minoría?
El congresista republicano, Mark Harris, expresó a The Daily Signal que quiere investigar a la organización Siembra NC, por su campaña de educación sobre los derechos de los inmigrantes y sobre qué hacer si agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) llegan hasta su hogar o lugar de trabajo. Todo esto bajo lo que la ley permite.
“Al enseñar a los inmigrantes ilegales a evadir la detención, organizaciones como Siembra NC están promoviendo activamente la invasión de nuestro país”, dijo Harris al medio de comunicación conservador.
Parte del discurso autoritario es deshumanizar a un grupo, echarle la culpa de todos los males de la sociedad, crear la figura del “enemigo interno”. Esta práctica tiene una larga historia, que se remonta al llamado “reino del terror” de la Revolución Francesa y fue utilizada por regímenes totalitarios como la Alemania nazi o la China de Mao Zedong.
Usar tan a la ligera la palabra “invasión” es justamente contribuir con el discurso totalitario actual. Se busca pintar a los inmigrantes indocumentados en general, no solo a los que han cometido delitos, como enemigos a quienes combatir.
No hay una invasión inmigrante. Esta es una nación construida por inmigrantes. Trabajadores con décadas contribuyendo al crecimiento del país no son el enemigo.
No toda falta civil es un crimen, y Harris lo sabe
No faltará quien diga “si son ilegales son criminales”. Pero no todo el que comete una falta civil (como la ley migratoria) es un criminal, si no me cree, pregúntele al propio congresista Harris, cuya campaña fue acusada de fraude electoral, por su propio hijo.
El pastor bautista buscó llegar al Congreso en representación de Carolina del Norte en 2014 y 2016, pero perdió. En el 2018 ganó marginalmente al demócrata Dan McCready, para ser representante del Distrito 9, pero en el 2019 se desestimó el triunfo por encontrarse evidencia de fraude electoral a favor de Harris.
En la audiencia de la Junta Electoral de Carolina del Norte sobre el fraude en el 9.º Distrito Congresional 9, el hijo de Mark Harris, John Harris, afirmó haberle advertido repetidamente a su padre que no contratara a un operador político que falsificó votos a su favor. Ese año se convocó nuevamente a elecciones y el pastor no participó.
¿Por qué Harris no está tras las rejas? Porque no todo el que comete una falta civil es un criminal. Pero quizás cuando ganó las elecciones en 2024, se olvidó del tema.
El autoritarismo, no los inmigrantes, crea inseguridad
En sus enardecidas declaraciones, Harris agregó que no solo quiere investigar a Siembra NC, sino también a quien contribuya con la organización.
“Siembra y sus patrocinadores financieros deben rendir cuentas por socavar el Estado de derecho y hacer que las comunidades de Carolina del Norte sean menos seguras”, dijo Harris.
Si realmente defiende el Estado de derecho, debe exigir a la administración Trump que no deporte a inmigrantes sin antes darles la oportunidad de presentarse ante un juez. Lo básico, respetar el debido proceso.
El estereotipo de que los inmigrantes traen crimen es otra falacia del discurso autoritario. Múltiples estudios académicos lo desmienten.
En su afán por complacer al presidente Trump, Harris ignora que justamente las políticas de la Casa Blanca hacen que nuestras comunidades sean menos seguras. Asignar tareas migratorias a autoridades locales causa que los inmigrantes denuncien menos los delitos que sufren, ayudando de esta manera a los verdaderos criminales.
Esperamos que el pastor Harris deje de ser una marioneta del autoritarismo y retome sus raíces bíblicas, que llaman a acoger a los inmigrantes.
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