El caos y el miedo invadió un partido de béisbol de las Pequeñas Ligas en Carolina del Norte.
Mientras se disputaba un encuentro infantil durante la mañana del pasado domingo 10 de julio en Wilson, cerca de Raleigh, una serie de disparos pusieron en peligro a los niños, entrenadores y familias completas que se encontraban en el Complejo Atlético Gillette.
Los oficiales de la policía respondieron a un llamado de emergencia alrededor de las 10:31 am. El informe de las autoridades señala que no hubo heridos por el tiroteo.
Te puede interesar:
Los asistentes escucharon “varios disparos” que se suscitaron en el estacionamiento del complejo. La policía encontró disparos en un automóvil que estaba vacío.
La liga infantil Lake Norman Little League hizo una publicación en su cuenta de Facebook: “Queremos agradecer a todos los que entraron en acción para garantizar la seguridad de todos en el campo. Estamos extremadamente agradecidos por la seguridad de todos y nuestros pensamientos y oraciones están con todos los involucrados”.
Por su parte, el entrenador de uno de los equipos, Steve Treffiletti, escribió que “nunca me he sentido más orgulloso se ser parte de un grupo, y fue increíble ver a este grupo cuidarse unos a otros. Niños de 8 a 13 años nunca entraron en pánico e hicieron lo que se les dijo en el momento”.
La liga les dio la opción a los equipos de reanudar el partido al día siguiente, pero los padres de familia desecharon esa opción por la seguridad de los menores: “Esa es la prioridad”, señaló uno de los tutores en su cuenta de Twitter.
Una de las madres de los niños beisbolistas narró el miedo que se vivió durante la mañana del domingo.
“Estábamos empatados en la quinta entrada y nuestros muchachos estaban a punto de llegar a batear cuando sonó el primer tiro. No se registró hasta que sonaron los siguientes dos disparos y uno de los padres del otro compañero de equipo que estaba a mi lado dijo: '¿Qué están disparando allí?'", señaló la mujer a ‘The Charlotte Observer’.
Te puede interesar:
“Cuando nos volvimos a mirar, todo lo que vimos fue caos, gente corriendo y gritando y sonaron más disparos”, añadió. “Escuchar a nuestros hijos llorar por sus padres y familiares que no estaban con nosotros fue realmente desgarrador. Estos son sonidos que nunca podré olvidar”.
Los padres de familia aseguran que le incidente “no fue un accidente”, fue “un acto deliberado y malicioso”.