Karla Blanco es una inmigrante salvadoreña que lleva más de tres años viviendo en un complejo de apartamentos. Su esposo escogió ese lugar para iniciar una familia, pero luego del nacimiento de su segundo hijo los problemas empezaron en casa y fue víctima de violencia doméstica en dos oportunidades. Se separó hace seis meses y ahora, admite estar “desesperada”, al recibir constantemente cartas de desalojo y no contar con los ingresos suficientes para pagar el alquiler o mudarse a otra zona.
Su caso no es aislado. Organizaciones de Carolina del Norte que velan por los derechos de los inquilinos advierten que esta es una situación muy común entre las comunidades latinas y afroamericanas, en la cual afrontan múltiples circunstancias o emergencias y se retrasan en su pago del alquiler e inmediatamente reciben una carta de desalojo, sin derecho a negociar alternativas.
Sufrió de depresión postparto y luego de violencia doméstica
Fue en el 2016 cuando Karla comenzó a trabajar junto a su esposo en un negocio de pintura. En el 2020 tenían una economía estable y se mudaron a un complejo de apartamentos en la zona este de Raleigh. Allí le dieron la bienvenida a su primer hijo ese año y en diciembre del 2022 tuvieron otro bebé, pero en esta oportunidad Karla sufrió de depresión postparto.
“Nunca supe si fue mala praxis o si fue la fuerza del parto, pero mi bebé nació con la clavícula y el brazo quebrado y sufrí de depresión posparto. Dejé de ir a la iglesia y me encerré en mí misma y mi esposo se refugió en el fútbol. Yo le reclamé por pasar mucho tiempo en la calle y una cosa llevó a otra. Un día me fui de la casa con mis niños sin decirle nada y él se molestó… Me regresé a la casa para buscar mis cosas y me exigió ver a los niños. Me empezó a gritar y a querer sacar a los niños, luego peleó con mi hermana y la gente llamó a la policía”, contó a La Noticia.
Fue en junio del 2023 cuando Karla asegura que fue víctima de violencia doméstica por primera vez. En esa oportunidad su esposo quedó con un régimen de libertad condicional. En septiembre se presentó un incidente similar y volvió a denunciar a su esposo. “Desde ahí me quedé sola y él estuvo detenido por dos meses”, dijo.
Blanco se separó de su esposo y cuenta que actualmente él tiene un grillete electrónico y antecedentes por violencia doméstica. Esto le dificulta la búsqueda de trabajo y es ella quien desde septiembre asumió con todas las necesidades de sus dos hijos: un niño de tres años y una bebé de casi un año.
Me dijeron ‘si no tienes para pagar, agarras tus cosas y te vas’
Karla asegura que desde ese mes, todos los días se hace las mismas preguntas: ¿Cómo pago el alquiler del mes?, ¿cómo evito acumular más deudas?, ¿cómo llegué a esta situación? Lamenta que en tres años nunca se atrasó en el pago del alquiler o de los servicios, pero apenas llegó el día sexto impago en septiembre, cuando inmediatamente comenzó a recibir una orden de desalojo.
“Yo no cuento con nadie aquí. Así que empecé a meter una aplicación para recibir estampillas y buscar ayuda con víveres, comida, con el pago del alquiler y a buscar fuentes de ingresos, pero al principio no recibía ayuda porque no tenía trabajo y no tenía trabajo porque no tenía con quién dejar a mis hijos… Luego una iglesia del centro de Raleigh se ofreció a ayudarme con el pago de tres meses, enviando un cheque a la oficina mes a mes. En la oficina me dijeron que ellos no aceptaban cheques y que tenía que pagarles en efectivo y los tres meses completos, de lo contrario me desalojarían. Fui con la trabajadora social y finalmente me dijeron: ‘si no tienes para pagar, agarras tus cosas y te vas’ y que 'si yo era pobre, eso no era problema de ellos'”, contó.
La desesperación la llevó a pedir ayuda en GoFundMe
En ocasiones, Karla asegura que volvió a sufrir de depresión y ansiedad por no saber cómo evitar que la echaran de su hogar. En su desesperación, pidió dinero prestado, comenzó a trabajar repartiendo comida a domicilio y fue a más de una decena de organizaciones locales.
“Las organizaciones me hacían preguntas como por dos horas y luego me decían que no podrían ayudarme porque no tenía un trabajo fijo y mis ingresos eran muy pocos. Además, porque ya tenía encima una carta de desalojo”, indicó.
Cuando su hijo fue aceptado en una guardería de 8:30 a.m. a 2:30 p.m., Karla comenzó a trabajar repartiendo comida junto a su bebé, pero asegura que todas las ganancias se van pagando servicios pendientes, como la electricidad, el teléfono y el internet, entre otros. Hasta que un día, una amiga le comentó sobre GoFundMe.
“Lo hice por desesperación y con miedo a ser juzgada. Mi sorpresa es que hubo gente que comenzó a ayudarme”, recuerda.
En tres meses, Karla recaudó $2,426 de los $3,000 que requiere para pagar dos de los meses que debe. Su alquiler es de $1,600. “No me he salido de aquí porque tengo un contrato que se vence en agosto y si lo incumplo va a afectar mi historial para alquilar en un futuro, pero ya conseguí un sitio en donde me van a aceptar en agosto, queda en el campo, es un tráiler en Fayetteville, pero la renta va a ser de $750”, explicó.
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No hay un balance de poder para negociar
Jessica Moreno, vocera de Acción NC y miembro de la junta directiva del Sindicato de Inquilinos en Carolina del Norte, comentó que muchas ciudades de Carolina del Norte enfrentan una crisis de vivienda, debido a los altos alquileres y la imposibilidad de negociar alternativas de pagos más flexibles.
“No es algo exclusivo de una persona. Si pierdes el trabajo, si te enfermas y no puedes ir a trabajar unos días, si algo le pasa a tu hijo y te tienes que quedar en casa o te chocan y te quedas sin transporte, todo esto puede afectar tu economía, porque casi todas las personas viven de cheque a cheque, porque no le pagan lo suficiente para ahorrar y pagar el alquiler en estas circunstancias y el problema es que no hay un balance de poder para que un inquilino pueda negociar los términos cuando se presenta cualquier emergencia, porque firma un contrato a ciegas, sabe en cuánto va a ser la renta, pero lamentablemente no leen los contratos y aunque lo hicieran, casi no tienen espacio para negociar”, dijo.
Agregó: “yo he visto que la mayoría de los complejos, si no pagas el día cinco del mes, ya automáticamente introducen los documentos en la corte para desalojarte y he escuchado que algunos inquilinos han hecho pagos e igual los desalojan. Es una práctica común y usualmente cuando aplicas para un nuevo alquiler, ellos revisan tu reporte de crédito y si tienen algún desalojo en los últimos cinco años, no te alquilan”.
Para unirse al sindicato debe enviar a rentersrising@actionnc.org:
- Su nombre y apellido
- Información de contacto
- Dirección de su vivienda
- El nombre del dueño de la propiedad donde vive (si lo tiene)
- Si su lenguaje de preferencia es el español
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