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Amy Beinke trabajó como enfermera y realmente le encantaba dedicarse a ello.

Tenía un trabajo bien remunerado y la posibilidad de ayudar a otros.

"Ha sido mi vida durante más de 20 años", dijo Beinke a WCNC.

Como enfermera registrada, trabajó en hospitales y salas de emergencia.

Eso, antes de pasar a ser Gerente de atención médica en una empresa de enfermería a domicilio.

Hasta que el año pasado ciertamente cambió bastante la atención médica domiciliaria. 

Beinke era muy consciente de los riesgos adicionales relacionados con el trabajo en relación con COVID-19. 

Aunque lo que no esperaba era ser víctima de ello.

“Contraje COVID de mi hija que estaba de vacaciones de primavera y luego tuvo que mudarse a casa cuando cerró la universidad”, dijo Beinke.

Al principio, los efectos del virus parecían menores y solo faltó unos días al trabajo.

"Trabajaba un día normal y luego volvía a casa y me iba directamente a la cama", contó.

Esto se prolongó durante varios meses hasta que un día de septiembre, el virus le hizo un daño inusual.

“Fue realmente malo, mis compañeros de trabajo pensaron que estaba sufriendo un derrame cerebral”, dijo Beinke.

La llevaron de urgencia al hospital y pasó varios días en la UCI. 

Los médicos realizaron múltiples pruebas y análisis de laboratorio

Si bien no estaba lidiando con ningún problema respiratorio, los otros problemas eran graves.

“Mi neurólogo no pudo asegurarme ni darme ninguna indicación sobre cuánto tiempo tomará mi recuperación”, comentó.

Han pasado casi cinco meses y Beinke todavía no puede trabajar. 

Lidia con fatiga severa, migrañas, problemas de visión y pérdida de memoria. 

Hay días en los que lucha por hacer muchas cosas.

“Yo diría que probablemente soy el 40 % de lo que era antes del COVID”.

Y como si la vida para Beinke no fuera lo suficientemente difícil, recientemente presentó una solicitud de discapacidad a corto plazo ante su empleador. 

Después de completar el papeleo y enviar todos los formularios e informes médicos que se requerían, le dijeron a la enfermera que no estaba cubierta.

Con sus facturas médicas acumuladas y sin trabajo durante unos tres meses en ese momento, Beinke comenzó a preocuparse por el pago de sus deudas.

"Fue terrible, tenía alrededor de 12,000 dólares en facturas de mi bolsillo”, dijo Beinke.

Y tras la presión mediática, logró resolver el problema.

Beinke ha comenzado a presentar una solicitud por discapacidad a largo plazo, ya que parece que su recuperación tomará mucho más tiempo de lo que esperaba.