Los Ángeles dio luz verde para empezar la reapertura de más negocios y establecimientos cerrados la mayor parte del último año a causa del COVID-19.
Así que no sorprende que dueños de establecimientos se apresuren a abrir las puertas de sus negocios. Es el caso de Brittney Valles, quien recibió comensales en Guerrilla Tacos solo por solo cinco horas en julio, antes de que se ordenara un nuevo cierre relacionado con un repunte de infecciones de coronavirus.
Estoy ansiosa, pero optimista”, dijo Valles. “Tengo curiosidad de ver cómo va a funcionar esto. Sin duda aún no estamos fuera de peligro. Sólo estamos entrando a una nueva fase”.
La aguardada reapertura del lunes en el condado más poblado del país, y epicentro del peor repunte de COVID-19 en California durante el invierno, ha generado una combinación de felicidad y duda.
Reapertura de negocios incluye cines y gimnasios
Un cierto grado de normalidad es finalmente posible con la reanudación del servicio de restaurantes en interiores y la reapertura de salas de cine, gimnasios y museos. Pero no tendrá el aspecto que solía tener. La capacidad de los establecimientos será limitada, se implementarán medidas preventivas y se emitirán advertencias.
De todas formas, se abrirán espacios a los que los clientes no han acudido durante la mayor parte del último año.
El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, ordenó el cierre de bares y restaurantes en marzo pasado. Días después el gobernador de California Gavin Newsom emitió el primer confinamiento a nivel estatal del país. Las tiendas de alimentos permanecieron abiertas, los restaurantes podían ofrecer servicio para llevar. Sin embargo, los cines, gimnasios, peluquerías y estéticas de uñas, parques de diversiones y gran cantidad de otros negocios continuaron cerrados.
Una disminución en el número de infecciones a finales de la primavera llevó a una breve apertura que rápidamente llegó a su fin el 1 de julio después de que una nueva oleada de contagios amenazó con abrumar los hospitales.
En agosto, cuando el estado creó un sistema de niveles por colores que indicaba cuáles negocios y a qué capacidad podían abrir, Los Ángeles se mantuvo en color morado, el de mayores restricciones. Eso nunca cambió.
Después de sortear un repunte invernal que llevó a los hospitales al punto de quiebre y causó más de 10,500 fallecimientos el condado se recuperó. El número de casos semanales, que rebasó los 100,000 hace dos meses, se redujo a unos 10,000. Y el porcentaje de personas que arrojan positivo ha caído de más del 20% a apenas el 2%.
Es parte de una mejoría generalizada en todo California, que retirará a más del 90% de los 40 millones de habitantes del estado del nivel más restrictivo antes del miércoles.
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