¿Alguna vez has recuperado algo que ya dabas por perdido? La sensación de verlo de nuevo es satisfactoria, pero ¿qué tal si recuperaras una pertenencia perdida hace 53 años?
Tal fue el caso de Paul Grisham, un meteorólogo de 91 años que recuperó su cartera que perdió durante una exploración de la Marina de Estados Unidos en la Antártida en la década de los 60.
La billetera de Paul Grisham estuvo desaparecida por tanto tiempo en el fin del mundo que ya se había olvidado de ella.
"Simplemente estaba impactado. Hubo una larga serie de personas involucradas que me buscaron", comentó Grisham al periódico The San Diego Union-Tribune.
Dentro de la billetera estaban sus viejas credenciales como su licencia de conducir, su identificación de la Marina, una tarjeta de referencia de bolsillo sobre qué hacer durante un ataque atómico, biológico y químico, además de una tarjeta de racionamiento de cerveza, una carta de retención de impuestos y recibos de giros postales enviados a su esposa.
Grisham creció en Douglas, Arizona, y se enlistó en la Marina en 1948, donde se convirtió en técnico meteorológico y años después se dedicó a pronosticar el tiempo.
“Fui ahí a regañadientes”, comentó.
En algún punto de la misión, Grisham perdió su billetera, algo que después olvidó.
Fue hallada detrás de un casillero en 2014 durante la demolición de un edificio en la Estación de McMurdo en la Isla Ross de la Antártida. Pero encontrar a su dueño requirió correos electrónicos, mensajes en Facebook y cartas intercambiadas entre diversas personas que hicieron labor de detectives.
Stephen Decato y su hija Sarah Lindbergh, ambos de Nueva Hampshire, y Bruce McKee, de la fundación sin ánimo de lucro Indiana Spirit of ’45, habían trabajado anteriormente para devolver a su dueño un brazalete de identificación del servicio de la Marina. Decato vio el brazalete en una tienda y lo compró. Su hija localizó a la organización de homenaje a los veteranos de McKee y su aviso en internet le condujo al propietario original.
Decato había trabajado para una agencia que hace investigación en la Antártida. Su antiguo jefe, George Blaisdell, se enteró del episodio de la pulsera y decidió enviar a Decato dos billeteras que se encontraron durante la demolición de McMurdo. Lindbergh volvió a ponerse en contacto con McKee, quien a su vez se puso en contacto con Gary Cox, de la Asociación del Servicio Meteorológico Naval, un grupo en el que se encuentra Grisham.
Paul Grisham comentó al Union-Tribune que es difícil comprender la inmensidad y lejanía de la Antártida. Durante su tiempo allá, su lujo era tomarse un martini diario luego de trabajar, y una vez a la semana se ponía en contacto con su esposa Wilma por un repetidor de voz a través de operadores de radio de onda corta.
El hombre se retiró de la Marina en 1977 y vivió en Monterey, California, donde Wilma falleció en el 2000. Se volvió a casar, con Carole Salazar, en 2003.