"Cindy sin Dientes" es el apodo de una venezolana de 69 años de edad que rapea en buses de Colombia en busca de propinas para sobrevivir.
Vestida con un suéter rosado y grandes anteojos, la autodenominada "Cindy sin Dientes" es una sensación musical en el transporte público colombiano. Lleva un altavoz portátil que le sirve de fondo para cantar rimas que hacen reír a los pasajeros del Transmilenio, el sistema de autobuses públicos de Bogotá.
Desafía el crimen y el coronavirus, pero ella necesita dinero para cubrir su vivienda y alimentación. Sorte además su falta de visión por su ojo izquierdo debido a un glaucoma. No tiene suficiente dinero para ir a un especialista y anda con un bastón para no caerse.
“Yo superarme deseo, si no tienes un peso dame un beso, que me enderece el pescuezo”, le canta a los usuarios de transporte con los que viaja.
“Cindy Sin Dientes” la abuelita rapera venezolana que se ha vuelto sensación en buses de #Bogota. Perdió la visión en el ojo izquierdo por glaucoma y el otro ojo en riesgo. Hay cómo ayudarla? @ClaudiaLopez @LuisErnestoGL https://t.co/X5R0rV3K8u #Colombia #venezuela pic.twitter.com/8LjfUGg94p
— manuel rueda (@ruedareport) November 4, 2020
"Cindy sin Dientes" es el reflejo de venezolanos en el exterior
"Cindy sin Dientes" es realmente Marlene Alfonso. Su apodo se debe a que, efectivamente, no tiene la mayoría de sus dientes y no puede pagarse una dentadura postiza.
Alfonso es una de los muchos inmigrantes venezolanos que se ganan la vida a diario en el transporte público capitalino. Otros venden productos como bolígrafos o hacen actuaciones.
Debido a su avanzada edad, sus letras graciosas y su atuendo inusual le han ayudado a destacarse. Se ha convertido en una inspiración para un grupo de inmigrantes que en su mayoría ha sido bienvenido en Colombia. Pero, que también ha sufrido recientemente de discriminación y ataques xenófobos.
“Es difícil trabajar acá”, dice Haileen Volcán, una venezolana de 32 años con cinco hijos que vende rompecabezas para niños en los autobuses de Bogotá. “Pero si ella puede montarse en un bus a la edad que tiene y ponerse a rapear, yo que soy una mujer joven puedo vender y salir adelante”. Es así como Alfonso inspira a otros venezolanos.
Gana $8 por día
Alfonso cantaba en el metro de Caracas, mucho antes de llegar a Bogotá. Sus presentaciones le valieron una invitación a un programa de televisión en el cual se hizo famosa.
Hace dos años se mudó a Colombia porque rapear en el metro de Venezuela ya no le alcanzaba para vivir. Alfonso dice que puede ganar hasta 8 dólares al día en propinas en el Transmilenio de Bogotá, suficiente para pagar su renta y enviarle algo de dinero a su hija.
“Yo quiero transmitirle a las personas que no se sientan derrotadas. El corazón no tiene arrugas. Yo tengo 69 años y me siento durita. Todavía le queda jugo a esta naranja”.
Venezolanos en Colombia
Más de 1,7 millones de venezolanos viven actualmente en Colombia, a donde se mudaron para escapar de la crisis económica y humanitaria de su país. De acuerdo con las autoridades migratorias, sólo 720,000 venezolanos tienen permiso de residencia, lo que hace que muchos migrantes trabajen por menos que el salario mínimo o busquen sustento como músicos y vendedores callejeros.
En Bogotá, donde viven más de 350,000 venezolanos, la alcaldesa Claudia López dijo recientemente que algunos inmigrantes “en serio nos están haciendo la vida de cuadritos” y “el que venga a delinquir deberíamos deportarlo inmediatamente”.
Autoridades migratorias afirman que el 4% de los crímenes reportados en Colombia son cometidos por extranjeros. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos también reaccionó pidiéndole a López y otros funcionarios colombianos que se abstengan de hacer declaraciones que puedan “exacerbar la xenofobia hacia las personas venezolanas”.
"Cindy din Dientes" quiere cambiar la percepción de los venezolanos afuera. Dice que ella es una “humana y no gusana” y critica a los venezolanos que han infringido la ley en Colombia.
“Lo que pasa es que algunos han venido a ser los malos, me provoca entrarle a palos”, canta. “Yo no apoyo eso, eso es un retroceso. Yo sólo rapeo pa’ ganarme algunos pesos”.
En su día a día persiste a pesar de los obstáculos y hace una rutina en la que invita a la gente a reír porque “el humor es gratis”.
Desarrollado por La Noticia con información de AP.