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La agonía del reloj es el espejo donde se miran los Steelers con solamente 43 segundos restantes para intentar un milagro en el Super Bowl XLIII y todo está en manos de su gran figura, Ben Roethlisberger

Pittsburgh está abajo 20-23 en el marcador, pero a solo 7 yardas de consagrar una hazaña. ‘Big Ben’ sujeta el ovoide y amaga, hace un aspaviento y coloca su pase en una diminuta rendija, inalcanzable para los tres defensivos que rodean a Santonio Holmes, quien atrapa el balón apoyado —cual balletista— en las puntas de sus pies. Una escuadra perfecta en el filo de la zona de anotación.

Aquella imagen quedó para la posteridad, cuando los Steelers lograron una de las remontadas más gloriosas que se recuerden en la historia del Súper Domingo. Una obra de arte que se convirtió en el epítome de la prolífica carrera de Roethlisberger, quien recién anunció su retiro de la NFL para dar un paso hacia la inmortalidad.

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Ya desde hacía tiempo, el veterano quarterback de 18 temporadas había avisado su retiro. Hasta que finalmente hizo definitivo su despedida de los emparrillados. 

“Es hora de limpiar mi casillero y colgar mis zapatos”, dijo en un emotivo video compartido en sus redes sociales el ganador de dos anillos de Super Bowl, dueño de innumerables récords en el equipo de Pennsylvania e inminente merecedor de un lugar en el Salón de la Fama.

https://twitter.com/_BigBen7/status/1486716111802433541?s=20

“No sé cómo expresar con palabras lo que ha significado el fútbol americano para mí y la bendición que ha sido. Pero sé con confianza que le he dado todo al juego, estoy abrumado por la gratitud por lo que me ha dado”.

Hazañas, récords y un profundo amor de Roethlisberger por Pittsburgh

Con 39 años, Roethlisberger se despidió de la Nación Acerera, a la que nunca defraudó al presumir el récord de no tener ni una sola temporada perdedora durante su mandato, además de conquistar los Super Bowls XL y el mencionado XLIII, con el icónico último con un pase de touchdown a Santonio Holmes como carta de presentación hacia Canton, Ohio (sede del Salón de la Fama).

El robusto mariscal de campo, cuya complexión rompía con los estereotipos de la posición, disputó en más partidos en la historia de los Steelers que cualquier otro jugador, con 249 en su haber, cifra que quedará plasmada en los almanaques para cuando futuras generaciones pregunten quién defendió más veces el uniforme negro y oro.

“Ponerme el jersey todos los domingos con mis hermanos, siempre será una de las mayores alegrías de mi vida”, agregó ‘Big Ben’.

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Con el egresado de la Universidad de Miami en los controles, los acereros sellaron 12 boletos a la postemporada, ganaron ocho Campeonatos de la AFC Norte, aparecieron en cinco juegos de Campeonato de la AFC y llegaron a tres Super Bowls con marca de 2-1, con la derrota en la edición LV ante Green Bay como la única gran mancha en su trayectoria en la liga.

El lado oscuro de 'Big Ben'

Y es que a diferencia de su impecable andar como profesional, a nivel personal posee varios capítulos oscuros. No llevaba casco cuando se rompió la mandíbula y la nariz en un accidente de motocicleta en 2006, poco después de convertirse en el pasador más joven en ganar un Super Bowl.

Además, fue acusado en un par de ocasiones de agresión sexual, una vez en 2009 y nuevamente al año próximo. La NFL lo suspendió al comienzo de la temporada 2010 por violar la política de conducta personal de la liga y regresó para llevar a los Steelers al Super Bowl que perdieron ante los Packers.

Se terminó una era en Pittsburgh y Roethlisberger se elevará al Olimpo como un semidiós, tan sublime como los más grandes; tan errático como los humanos.