Pese a la pandemia mundial por COVID-19 que ha costado más de 2 millones de muertes en el mundo, hay un país que se rehúsa aplicar vacunas a sus habitantes.
En el país africano de Tanzania, dejaron de registrar los casos de COVID-19 en 2020, y dejaron de entablar acciones para evitar la propagación del virus, ya que el gobierno no cree que la enfermedad exista.
Pese a que se empezaron a registrar contagios y muertes, el presidente de la nación Jogn Magafuli, negó que el virus fuera a llegar al país y evitó cualquier política de distanciamiento o de uso de mascarillas.
Además, Magafuli aseguró que la OMS estaba esparciendo el virus con las pruebas PCR. Fue así que en mayo de 2020 se terminó con la vigilancia epidemiológica y no se volvió a tratar el tema.

El presidente de Tanzana aseguró que el virus desapareció gracias a sus oraciones, “el coronavirus desapareció en el país por la gracia de Dios… rezamos durante tres días y el virus se terminó".
El gobierno del país africano decidió implementar un cerco informativo sobre los medios de comunicación, esto para evitar que se difundiera cualquier tema sobre el COVID-19, incluyendo los casos positivos.
Además Magafuli y su gobierno han negado comenzar una campaña de aplicación de vacunas contra el COVID-19, ya que el presidente asegura que las mismas pueden ser dañinas.
Varios medios han reportado que se han visto a muchas personas con síntomas, pero el gobierno se niega a tomar alguna medida para controlar la pandemia.