La apariencia física es nuestra presentación inicial. Nos conecta con la herencia genética de nuestros padres y madres, nuestros ancestros, y con nuestra etnicidad. Por otro lado, vivimos en una sociedad en la que la apariencia física y los filtros en las fotos se presentan como una prioridad, especialmente dictando un cierto “estándar” de belleza de una figura muy esbelta en las mujeres y un cuerpo musculoso en los hombres. ¿Qué consecuencias conlleva esto?
Los elevados estándares de belleza pueden fomentar una insatisfacción corporal o una obsesión cuando nuestra apariencia física no “encaja” con lo que la sociedad promueve como el “ideal de belleza”.
A esto se suma, los filtros que las plataformas sociales (p.ej. Instagram, Tiktok, entre otras) están incorporando para darnos una apariencia más delgada, musculosa y glamurosa. Es como si nuestra imagen tal y como es, no fuera lo suficientemente buena y tuviéramos que usar un “camuflaje” para vernos y dejarnos ver.
Estos filtros, aunque pudieran ser jocosos, pueden tener un impacto profundo y dañino en nuestra auto-imagen y por ende en nuestra autoestima. Este es un aspecto a considerar cuando tomemos decisiones sobre los accesos a redes sociales, plataformas y filtros, que permitamos tener a nuestras hijas e hijos.
Cada caso puede ser muy particular, en lo que es importante considerar la situación específica de su hijo e hija, cómo observan asuntos de autoestima, auto-imagen, síntomas de depresión o ansiedad, para saber qué será lo más apropiado.
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¿Cómo enfrentar esta presión social de una forma saludable?
Ciertamente todos/as estamos expuestos al mismo mensaje y a la misma presión de cumplir con este ideal de belleza pero, cada uno de nosotros podemos decidir cuál será nuestra respuesta a esa presión. Algunos aspectos a considerar son:
La belleza es relativa
La belleza viene en todos los tamaños, formas y colores. No hay una forma única que se pueda definir como “la única belleza”. Aún nuestros conceptos y los de la sociedad sobre lo que es bello, cambian con el tiempo.

La belleza es un estado de nuestra mente
Si nos miramos y aceptamos con amor, vamos a encontrar la belleza que otros ven en nosotros.
¿Cómo está nuestra belleza interior?
La belleza del exterior es un reflejo de la belleza del interior. Procurar tener una mente y corazón con emociones balanceadas y un espíritu bondadoso hará que tu belleza interior se refleje en tu exterior.
Lucir bien pero con balance
Teniendo en consideración estos aspectos, la pregunta que necesitamos hacernos es, ¿qué prioridad va a tener nuestra apariencia física en nuestra vida?
La vida se trata de balance. Es parte de nuestra cultura latina el querer realzar nuestra apariencia física, tanto en la mujer como en el hombre. No hay nada malo con querer lucir bien y sentirnos bien con nosotros mismos. La clave es darle su justa importancia para que no sea nuestra mayor prioridad, pero tampoco que no nos importe.
Señales de alerta
¿Cuáles serían algunas señales de alerta que indican que la apariencia en tu vida tiene un lugar no saludable?
- Cuando desatiendes otras áreas de tu vida (ej. hijos, amistades, trabajo, escuela, salud, economía del hogar) para mantener o cumplir con cierta apariencia.
- Cuando tu felicidad depende o está basada en tu apariencia física.
- Cuando entras en conductas no saludables para mantener cierta apariencia (dietas estrictas, procedimientos que pueden ser dañinos a tu salud).
La belleza física es un solo componente de nuestro ser. Muchas veces ponemos mucho esfuerzo en nuestra apariencia física pero poco esfuerzo en desarrollar nuestro ser interno. Recuerden que mantener y cultivar nuestra vida emocional, espiritual y física es lo que nos puede llevar a un justo balance. Para mayor información pueden llamar al 984-974-3795.