Vivimos en un mundo muy acelerado, donde hacemos diversas tareas al mismo tiempo para poder sentirnos “productivos”. El estado acelerado en el que vivimos nos dificulta, en muchas ocasiones, poder identificar cuándo estamos atravesando por un estado de ansiedad.
Aunque la ansiedad es un mecanismo natural que tiene nuestro sistema para alertarnos de que hay alguna situación que pudiera ser de peligro, o simplemente para ayudarnos a hacer las tareas que necesitamos hacer, un exceso de ansiedad puede tener un efecto negativo en nuestra salud emocional y física.
La dificultad surge cuando los niveles de ansiedad se elevan a un alto nivel que, como resultado, nos paraliza y no podemos ser efectivos en manejar la situación que necesitamos atender.
Podemos identificar si el nivel de ansiedad no es saludable si presentas preocupaciones excesivas que no puedes controlar por varios días durante al menos seis meses.
Esta ansiedad puede estar asociada con otros síntomas, como, por ejemplo: irritabilidad, tensión muscular, dificultad para concentrarse, fatigarse con facilidad, intranquilidad y/o problemas para dormir de forma adecuada.
Estos síntomas pueden afectar la salud física y la capacidad de poder funcionar en el trabajo y/o socialmente. Como consecuencia de la ansiedad, pudieras experimentar algunos síntomas físicos tales como dolor de pecho, falta de respiración, pérdida del cabello, comer de forma excesiva, entre otros síntomas.
¿Cómo saber si mis síntomas son físicos o son emocionales?
Debido a que la ansiedad incluye un componente fisiológico, en algunos momentos puede ser confuso saber si los síntomas que experimentamos son debido a una condición médica o si es debido a la ansiedad.
Una visita a una clínica primaria nos puede ayudar a identificar si los síntomas que estamos sufriendo están asociados a alguna condición médica o si es debido a la ansiedad.
¿Cómo podemos manejar la ansiedad?
En muchos casos, vamos a necesitar ayuda profesional. La terapia hablada nos puede ayudar a identificar soluciones a nuestros problemas.
Hay condiciones más complejas que van a necesitar un tratamiento con medicamentos para ayudarnos a sentirnos mejor de una forma más rápida. También, podemos necesitar de ambas ayudas, de la terapia hablada junto con el medicamento.
¿Qué podemos para ayudarnos a sentir mejor?
- Practicar respiraciones profundas para que el oxígeno llegue a nuestro cerebro.
- Practicar ejercicios de relajación.
- Reservar tiempo para relajarte y distraerte. Hay que tomar un descanso del estrés y de la ansiedad.
- Programar un tiempo libre de preocupación, por ejemplo, separar una hora donde está prohibido preocuparse.
- Descansar adecuadamente, proponerse dormir entre 6 y 8 horas diarias.
- Hacer una lista de las situaciones que nos preocupan para identificar posibles soluciones.
- Hacer ejercicios como por ejemplo caminar 30 minutos al día o practicar un baile. El sudar ayuda a eliminar las toxinas de nuestro cuerpo y nos hace sentir mejor.
Estas recomendaciones no eliminan la necesidad de visitar a nuestro médico primario para que nos ayude a identificar cuál es la raíz de nuestros síntomas y podamos recibir el tratamiento adecuado. Para mayor información, pueden llamar al 984-974-3795.