Las estadísticas sobre las enfermedades del cerebro son poco alentadoras. Más de 55 millones de personas en todo el mundo tienen demencia, según la Organización Mundial de la Salud. Además, es la séptima causa de defunción y una de las principales responsables de la discapacidad.
Y, por si fuera poco, cada año se detectan 10 millones de casos nuevos. Esto hace temer que para el 2030 habrá 78 millones de pacientes con problemas de demencia; y 139 millones en el año 2050.
¿Qué es la demencia y cuál es su relación con el Alzheimer?
La demencia es un síndrome, es decir, un conjunto de síntomas relacionados, asociado con una disminución continua del funcionamiento del cerebro. Es la pérdida de funciones como: la capacidad de pensar, recordar y razonar. Se llama demencia cuando llega a tales niveles que afecta la vida y las actividades diarias.
Alzheimer: el enemigo silencioso
Entre estas afecciones cognitivas, el Alzheimer ocupa un papel protagónico, como el tipo de demencia más común, ya que entre el 60 y el 70 % de la demencia llevan su nombre.
Se trata de una enfermedad degenerativa que afecta a la memoria, principalmente. Consiste en un deterioro progresivo, es decir, una vez que inicia el proceso, es indetenible. No obstante, hay algunas formas de ralentizar los efectos, pero no se pueden revertir ni evitar.
Las estadísticas indican que 6.7 millones de personas en Estados Unidos tienen Alzheimer, pero en 2050 la cifra ascenderá a 13 millones. Por otro lado, aunque los pacientes en su mayoría tienen más de 65 años, la tendencia actual es que se suman adultos jóvenes.
El Alzheimer pone en alerta a las mujeres, a quienes afecta de manera desproporcionada frente al sexo opuesto: 1 de cada 5 mujeres contra 1 de cada 10 hombres. Por otro lado, los latinos son 1.5 veces más propensos a desarrollar la enfermedad con relación a otros grupos.
¿Cuáles son los síntomas del Alzheimer?
El Alzheimer produce cambios físicos del cerebro imperceptibles, debido a que son microscópicos. Cuando comienzan a notarse los síntomas de la enfermedad, se dice que el paciente puede tener alrededor de 15 años con esos cambios que nunca notó. Esta es la importancia de reconocer los síntomas de alerta.
En primer lugar, hay que enfatizar que el Alzheimer compromete:
- la memoria,
- el pensamiento,
- el comportamiento
- y las habilidades sociales.
Y es en la memoria donde se presenta un primer síntoma de alerta, que es “no recordar información recién aprendida”. El problema es que cuando este signo se repite y nos pone en atención, ya es demasiado tarde. Esto no le resta importancia a la búsqueda de un diagnóstico temprano que permita un tratamiento que no curará la enfermedad, sino que aliviará los síntomas para mejorar la calidad de vida del paciente.
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Tengo problemas de memoria, ¿significa que puedo tener Alzheimer?
No necesariamente, el Alzheimer NO es la única causa de pérdida de memoria.
Muchas personas tienen problemas con la memoria, pero esto NO significa que tengan Alzheimer. Existen distintas causas que ocasionan alteración de memoria y problemas en el pensamiento.
La recomendación es visitar un médico si tiene dudas de un posible diagnóstico, o si ha detectado la presencia de genes relacionados con este tipo de enfermedad.
¿Cómo mantener la salud del cerebro? 5 hábitos imprescindibles
Existen algunos factores de riesgo para el Alzheimer, como el genético, que no se puede eludir. Sin embargo, Patricia Huerta, coach de nutrición y salud integrativa, reveló a la comunidad de mujeres presentes en LatinaCon 2023, organizado por La Noticia, que hay mucho por hacer desde algunos hábitos que comienzan desde la infancia y vienen dados por:
- la alimentación,
- la actividad física,
- los patrones de sueño,
- el manejo del estrés y las emociones,
- así como cuidar el NO a sustancias como el tabaco y el alcohol.
Se trata de hábitos sencillos y cotidianos, que nos invitan a cultivar el cuerpo para proteger al cerebro. La forma de incorporarlos es siendo conscientes de que son necesarios y, por lo tanto, requieren de la capacidad individual para establecer un punto de partida.
1) Alimentación: ¿qué alimentos agradecerá el cerebro?
“Definitivamente (la alimentación) es el pilar fundamental de nuestra salud. Cuando hablamos de alimentación queremos invitarlos a que tengan una alimentación natural, limpia, libre de azúcar, de procesados, de microrefinados, de sodas”,
destacó Huerta.
Destacó que el 20 % de lo que comemos va al cerebro, lo que es un reflejo de la importancia de cómo debe estar constituido nuestro plato diario:
- Proteínas de excelente calidad y en buena cantidad: se componen de aminoácidos que el cerebro requiere para un óptimo funcionamiento.
- Carbohidratos: además de los panes y las harinas, también los hay en los vegetales y las frutas. “Entre más colores consumamos, mucho mejor. Los verdes tienen muchos antioxidantes que ayudan a nutrir el cerebro”.
Huerta destacó que las frutas, debido a la alta carga de fructuosa que poseen, se deben consumir en las mañanas y de preferencia enteras, ya que al convertirlas en jugo se consume más azúcar de lo debido, sin fibra y cambiando la estructura molecular a la fruta. En resumidas cuentas, esto confunde al hígado y lo termina almacenando como grasa, fuente de cualquier inflamación crónica que es responsable de enfermedades en el Sistema Nervioso Central.
- Grasas: los huevos, aguacates, frutos secos y pescados, tienen contenido de grasa saludable, como el Omega 3 que tanto necesita el cerebro para su buen funcionamiento. En cuanto a los aceites, Huerta destacó que se deben consumir:
“Aceite de oliva, de coco y de aguacate. Los que están a base de vegetales, de maíz y canola, son completamente pro inflamatorios”,
dijo.
- Micronutrientes: son indispensables para el cerebro. Son, por ejemplo, la vitamina B12 (relación con la memoria) el selenio, zinc y magnesio (con funciones específicas en el cerebro.
- Agua: el cerebro se compone en un 70 % de agua. Las migrañas o dolores de cabeza frecuentes, pueden deberse a deshidratación. “Seamos juicioso con el consumo del agua”, enfatizó Huerta.
Finalmente, Huerta invitó a mantener la salud del intestino, conocido como “el segundo cerebro”. Es allí donde se produce el 95 % de la serotonina, vital para regular el estado del ánimo, el apetito y hasta el sueño. Además, sostuvo que el 70 % de las enfermedades del ser humano se originan en este órgano.
2) Actividad física: el aliado del cerebro
“Debemos movernos todo el tiempo. Busca una actividad que te conecte”,
invitó Huerta a las oyentes de LatinaCon.
El ejercicio es una forma de conectar cuerpo y mente, además, permite la liberación de: endorfinas, dopamina, oxitocina. Un dato importante es que a través de la actividad física el cuerpo es capaz de hacer nuevas neuronas.
Las actividades de fuerza son óptimas, pues en el músculo es donde se concentra la reserva de salud para el presente y futuro en la vejez. Sin embargo, las actividades cardiovasculares también permiten estimular varias zonas del cerebro de acuerdo con la actividad física que se practica.
3) Ten un sueño reparador
“Cuando dormimos en nuestro cerebro se lleva la función de reparación de las terminaciones neuronales. También la consolidación de la memoria y eso tiene mucha relación con la demencia y el Alzheimer. En la noche también el cerebro hace una selección que ‘esta información la guardo, esta no’. Asimismo, se hace limpieza, el cerebro saca las toxinas”,
explicó Huerta.
Tácticas para tener un sueño reparador
Algunas formas que ayudan a propiciar un mejor descanso son:
- Hacer ejercicio físico suficiente durante el día.
- Evitar comidas grandes y pesadas al menos 3 horas antes de ir a dormir.
- Evitar el consumo de cafeína 3 horas antes de acostarse.
- Suspender la exposición a pantallas al menos 1 hora antes de ir a la cama.
- Crear un ambiente con la temperatura, el confort y la oscuridad adecuados.
- Hacer una rutina de sueño, por ejemplo: orar, meditar, escribir, agradecer, leer, ejercicios de respiración.
4) Maneja el estrés
“El estrés eleva el nivel de cortisol, lo que desencadena cascadas que llevan a una inflación crónica y se ha visto una gran relación entre el estrés y el alto riego de demencia y Alzheimer”,
contó Huerta.
También destacó que los niveles de cortisol elevan la tensión arterial, promoviendo otras enfermedades relacionadas. Esto invita a tomar cartas contra el estrés:
- Hablarse en forma positiva frente al espejo.
- Ser optimista con los resultados de lo que se emprende.
- Salir afuera, tener contacto con la naturaleza: 10 minutos hacen la diferencia.
- Estimular los sentidos para bajar las revoluciones.
- Ayuda a otros, la empatía permite descargar el cuerpo.
- Cuidar el cuerpo desde pequeñas acciones físicas y emocionales.
- Tener un amigo peludo, ya que las mascotas dan amor y tranquilizan.
- Conectar con otros.
5) NO al tabaco y al alcohol
“Las personas que fuman tienen entre 6 y 8 veces más riesgo de hacer demencia y enfermedad de Alzheimer”,
mencionó Huerta.
Destacó que aunque no hay una relación entre el consumo de alcohol y estas afecciones, lo que sí está comprobado es que es dañino para el cerebro.
Reserva cognitiva: aliado contra el Alzheimer
La reserva cognitiva es la capacidad del cerebro de formar nuevas neuronas y de hacer nuevas conexiones. Esto hace que sea un aliado contra la demencia y el Alzheimer.
¿Cómo cuidar la reserva cognitiva?
- La lectura.
- Aprender algo nuevo.
- Cambiar las rutinas.
- Gimnasia cerebral.
- Jugar.
- Vida social activa.
Estas actividades retan al cerebro, lo sacan de su forma de confort y lo obligan a moverse para reducir el riesgo de sufrir enfermedades que afectan la mente.