En cierta ocasión tuve que recorrer a pie un camino largo, desolado y se siente temor, eran cerca de las 10:00 p.m., y apenas las luces tristes de las calles alumbraban mis pasos. Una sensación de miedo entró a mi mente y corazón y para colmo, de repente vi que se movía algo a lo lejos, pero no solté el paso, seguí caminando y observando el peligro que estaba delante de mí.
Me espantaba la oscuridad
Yo era una niña muy miedosa, me espantaba la oscuridad y me parecía que donde quiera había un peligro del cual yo tenía que tener cuidado. A medida que fui creciendo, el miedo fue desapareciendo y cuando fui adolescente, me sentía más segura que nunca, esto fue producto de mi creencia en Dios y una relación especial que desarrollé con Jesucristo a temprana edad, a través de las enseñanzas de mi madre.
Mi mamá se aseguró de enseñarme que mi Super Héroe no era de fantasía, sino que quien me defendía y cuidaba de todo peligro era Jesús, en quien yo podía confiar para cualquier cosa. Él que me acompañaría todos los días de mi vida.
A los 15 años de edad
En una ocasión, cuando tenía unos 15 años fui a un evento de jóvenes, a una iglesia que estaba un poco lejos de mi casa. Le dije a mi mamá que iba a ver un concierto especial y que, si me dejaba ir, al final varios compañeros y compañeras me iban a acompañar a regresar a la casa.
Sabiendo que viajaríamos en autobús, que la última parada estaba casi a una milla de mi casa, y que era un lugar oscuro, y un poco peligroso, mi mamá me recomendó ir con cuidado y asegurarme de regresar con la compañía de mis amistades.
La celebración se extendió y todos estaban tan entretenidos, cantando, charlando y disfrutando después del evento, que nadie quería irse de ahí, pero yo sabía que yo no me podía quedar, pues se me volvería un lio perder el último autobús de la noche; así que decidí emprender el camino de regreso a mi casa sola.
Sentada en el autobús, pensaba en el trecho que iba a pasar y me quiso regresar el miedo de niña, pero oré y le pedí a Dios que mandara ángeles conmigo.
Como les contaba al principio, cuando andaba por el camino vi algo raro a la distancia. Me dio miedo pero no pareé, seguí adelante y cuando llegué a lo que me amedrentaba, me di cuenta de que era una bolsa plástica en medio del camino que se movía cuando el viento soplaba.
Experiencia de Vida
Esa experiencia de mi vida por alguna razón, quedó marcada en mi mente, sin percatarme que en la vida tendría que pasar por caminos, tal vez no literales, sino situaciones que al verlas de lejos parecían que me iban a destruir, que no las iba a poder enfrentar, que me iban a detener, pero creo que muy temprano en la vida Dios me enseñó que con Él todo es posible, que no tengo que ver con miedo hacia el futuro, que si Él es el centro de mi vida, Él no dejara que siente temor otra vez..
Siente temor sobre lo que puede pasar mañana
Jesus les dijo a sus discípulos un poco antes de ser Crucificado: Yo soy la vid verdadera, si ustedes permanecen en mí, pídanme todo lo que quieran que yo se los daré.
Esto significa que en la vida, los problemas que nos vengan, las pérdidas que podríamos tener, los retos, las enfermedades, las situaciones imprevistas, y cualquier cosa que nos pueda afectar, se desvanecen si le servimos a Cristo y le seguimos de cerca.
Si nuestra confianza no está en lo que vemos o lo que creamos ver en nuestro camino, sino en que el Dios de amor nos dejará seguir avanzando, llegaremos a nuestro destino sin temor al mañana.