Brittney Poolaw, una mujer de 21 años que sufrió un aborto espontáneo en 2020, fue declarada culpable en Oklahoma de homicidio en primer grado por la muerte de su feto.
De acuerdo con KSWO, Poolaw fue sentenciada a cuatro años en prisión porque los estudios médicos realizados al bebé de 17 semanas arrojaron que el feto dio positivo a metanfetaminas, anfetaminas y otra droga en el cerebro y en el hígado.
Un doctor confirmó que las drogas podrían haber tenido efectos en el feto, pero que no podría atribuirse la presencia de los narcóticos en el organismo del bebé como la causa directa del aborto.
La organización Defensores Nacionales de las Mujeres Embarazadas (NAPW) rechazó la sentencia argumentando que "las leyes de homicidio y homicidio involuntario de Oklahoma no se aplican a los abortos espontáneos".
"El caso de la Sra. Poolaw es una tragedia. Ha sufrido el trauma de la pérdida del embarazo, ha estado encarcelada durante un año y medio durante una pandemia, y fue acusada y condenada por un delito sin fundamento legal o científico",
expresó NAPW.
Poolaw fue arrestada en 2020 por las acusaciones. A pesar de tener derecho a fianza, no pudo salir de la cárcel por no contar con los recursos para hacerlo.