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Migrantes haitianos cruzan el río Tuquesa después de caminar a través de la selva hacia Bajo Chiquito, en la provincia de Darién, en Panamá, el miércoles 10 de febrero de 2021. (AP Foto/Arnulfo Franco)

Centenares de migrantes están llegando a Panamá luego de atravesar plena selva del Darién, arriesgada zona fronteriza con Colombia.

Mujeres embarazadas, con bebés en brazos, niños y otros cargando bolsas sobre su cabeza cruzaron primero un río que pasa al lado de la aldea tras salir del monte. Luego, subieron por un barranco donde los reciben policías fronterizos.

La imagen de los migrantes cruzando el río Tuquesa, que pasa al lado de Bajo Chiquito, es desgarradora. Sobretodo en medio de la pandemia del coronavirus después de que Panamá reabriera sus fronteras terrestres a fines de enero tras haberlas cerrado en marzo.

La mayoría de los migrantes llegaba a Bajo Chiquito sin mascarillas y en la estación de policía de fronteras no se les tomó temperatura al arribar ni se les dio mascarillas. Tampoco se respetaba el distanciamiento social.

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Migrantes haitianos cruzan el río Tuquesa después de caminar por la selva hasta Bajo Chiquito, en la provincia de Darién, en Panamá, el miércoles 10 de febrero de 2021. (AP Foto/Arnulfo Franco)

 

El duro trance de llegar a Panamá por la selva

Bajo Chiquito es el primer poblado con el que se encuentran los migrantes tras atravesar durante varios días una jungla infectada de asaltantes, traficantes de humanos y de drogas. Para llegar hasta allí desde la carretera más cercana toma hasta seis horas en bote por dos ríos cuyos niveles de agua están bajos debido a la estación seca. Allí los migrantes se registran y deben esperar a que las autoridades de migración y la policía los dejen partir a otros campamentos en Darién.

Los testimonios de migrantes incluyen que ven a personas muertas en el trayecto, incluso mujeres embarazadas. Esto es debido a que no pudieron seguir la dura travesía por la calurosa y húmeda selva. Sin embargo, las autoridades no confirmaron de inmediato esos reportes.

El Servicio Nacional de Fronteras o policía fronteriza dijo que el miércoles entraron 287 migrantes. Ellos forman parte de un grupo numeroso que llegó hace días al lado fronterizo colombiano. En los campamentos del Darién había hasta el miércoles algo más de 1,000 personas contando grupos varados desde el año pasado por la pandemia. Desde fines de enero también se reactivó el desplazamiento de migrantes desde Darién a la frontera con Costa Rica y ya se habían movilizado más de 500.

Los viajeros instalaron decenas de carpas multicolores a un costado de la estación policial fronteriza y una cancha de básquetbol. En una carpa había una mujer haitiana que se quejaba de dolor porque tenía una herida que se había hecho en una pierna mientras atravesaba la jungla.

Buena parte de los migrantes son haitianos, aunque también provienen de Cuba y Venezuela, así como de países africanos y asiáticos.

 

Migrantes de varias nacionalidades buscan en Panamá un puente

Los migrantes, muchos de ellos haitianos tienen como fin llegar a Norteamérica en busca de trabajo. Ahora algunos están alentados ante la posibilidad que un nuevo gobierno en Estados Unidos les pueda ayudar en ese complejo propósito.

Kerline Mervilier, de 29 años, se metió inmediatamente a la fila y se tiró al sueño quejándose de dolores en las piernas. Ella llegó junto a su novio, Isaac Cadichon. Dijo que salió de Haití en diciembre de 2019 rumbo a Brasil, pero que en ese país quedó sin el trabajo en un salón de belleza.

Comenzaron a caminar la jungla el viernes, así que demoraron cinco días en cruzar la selva a pie.

Mervilier dijo que le tenía un mensaje al presidente de Estados Unidos, Joe Biden: “Que ayude a los migrantes, que ayude a que podamos salir de Panamá hacia otros países. Espero llegar a un destino donde consiga un trabajo. Mi país es una tragedia y nos obliga a buscar una nueva vida. Nosotros tuvimos que subir montañas. A mí me asaltaron y me quitaron 160 dólares mientras caminaba”. Aseguró que su mamá de 66 años vive en New Jersey.

El venezolano Eligio Alberto Civil Hernández, de 38 años, llegó con seis amigos a inicios de semana tras cruzar la selva en cinco días. Dijo que quiere llegar a Estados Unidos, donde viven algunos tíos. “En Venezuela sinceramente no se puede vivir ahora. Lo hago por mi familia, solo por ella”, señaló, llorando. “Necesitamos esa ayuda. Nuestra gente está muriendo”, en alusión al apoyo que pueda darle a los migrantes el nuevo presidente de Estados Unidos.

Civil Hernández dijo que no usaba mascarillas y que para él había un mal peor que el coronavirus. “Le temo más al hambre”, señaló.

Desarrollado por La Noticia con información de AP.

Lic. en Comunicación Social. MBA en Mercadeo. CEO de Link BTL. Disfruto de leer y escribir. Soy madre y esposa agradecida con la vida. jgimenez@lanoticia.com