Las universidades de todo el país se están preparando para reabrir las clases en persona en un mes, pero muchos piensan que las escuelas no están listas para compartir dormitorios y aulas.
Miles de estudiantes universitarios pueden haber contratado COVID-19 mientras estaban en destinos populares y densamente llenos de vacaciones de primavera a principios de este año sólo para volver a infectar a otros con el coronavirus.
“Encontramos que el aumento en las tasas de crecimiento en casos (de COVID-19) alcanzó su punto máximo dos semanas después de que los estudiantes regresaron al campus”, dijo Paul Niekamp, profesor de la Universidad Estatal de Ball.
“En consonancia con la propagación secundaria a poblaciones más vulnerables, encontramos un aumento en las tasas de crecimiento de la mortalidad que alcanzó su punto máximo de cuatro a cinco semanas, después de la descontación de los estudiantes”, agregó Niekamp.
“La contribución de los estudiantes universitarios a la propagación local de COVID-19: evidencia de la primavera de la Universidad de tiempo de descanso”, es un estudio que proporciona la primera evidencia de efectos a nivel nacional de propagación de COVID-19 por los estudiantes.
Dado que las universidades diseñaron sus calendarios académicos años antes de la pandemia, los investigadores pudieron recopilar datos sobre 7.5 millones de estudiantes de 1,326 universidades de cuatro años de todo el país.
El estudio encontró:
- Los condados con más estudiantes de las primeras vacaciones de primavera tenían tasas de crecimiento de casos confirmadas más altas que los condados con menos de esos estudiantes.
- El aumento en caso de que las tasas de crecimiento alcanzarán un máximo de dos semanas después de que los estudiantes regresaran al campus.
- Consistente con una propagación secundaria a poblaciones más vulnerables, hubo un aumento en las tasas de crecimiento de la mortalidad que alcanzó un máximo de cuatro a cinco semanas después del regreso de los estudiantes.
- Los estudiantes que viajaron a través de los aeropuertos, a la ciudad de Nueva York, y a los destinos populares de Florida contribuyeron más a la propagación de COVID-19 que el estudiante promedio.
- No hubo evidencia significativa de que los estudiantes viajaran a través de cruceros que contribuyeron a la propagación de la infección local.
Niekamp también señaló que debido a los cierres universitarios y las intervenciones no farmacéuticas en respuesta a la pandemia, los estudiantes de las universidades con las primeras vacaciones de primavera abandonaron el campus para viajar programado y regresaron al campus después.
El investigador encontró que los condados con universidades con pausas tempranas enfrentaron grandes entradas de estudiantes que regresaban potencialmente infectados antes de la suspensión de las clases en persona, mientras que las áreas con universidades con descansos posteriores de primavera no enfrentaron esta afluencia.
Niekamp dijo que los resultados del estudio sugieren que los viajes de estudiantes universitarios contribuyen a la propagación local COVID-19 y que las universidades deben considerar hasta qué punto sus políticas pueden mitigar el riesgo para la comunidad circundante.
“A partir de este momento, las universidades de Estados Unidos están decidiendo cómo llevar a cabo clases presenciales para el semestre de otoño. Algunas instituciones han cambiado sus calendarios académicos para eliminar los descansos cuando los estudiantes suelen viajar y para concluir clases presenciales antes del Día de Acción de Gracias”.
Aun así, si los campus cerrarán antes del final del semestre en Acción de Gracias, los estudiantes de Carolina del Norte no recibirán un reembolso por la vivienda como lo hicieron en el semestre de primavera de 2020, lo que hace que muchos se cuestionen si los campus deberían incluso estar abiertos. Cada estudiante debe pagar miles de dólares por concepto de vivienda en las universidades.
Una nueva oportunidad
Sin embargo, más allá de mitigar el riesgo para la comunidad universitaria, las universidades tienen la oportunidad de tomar decisiones que impacten a las comunidades circundantes.
"Nuestros resultados sugieren que reducir los viajes de estudiantes de larga distancia puede reducir la propagación de COVID-19 tanto dentro de la universidad como para las personas de mayor riesgo en el condado circundante", dijo Niekamp.