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La energía astrológica de 2020: ¿qué aprendimos?
El 2020 cerró con la conjunción de Saturno y Júpiter, un movimiento astrológico que habla de un cierre de ciclos iniciado hace 20 años.

El 2020 dejó aprendizajes para las personas de cualquier signo zodiacal, debido a la energía astrológica impulsada por los planetas.

¿Cómo empezó el año?

El año inició con una conjunción entre Plutón y Saturno: una fuerte energía que anunciaba “readaptaciones” de las “estructuras” colectivas.

Hasta el momento solo se sabe que las estructuras económicas del mundo estaban poco preparadas para adaptarse a una situación de salud de emergencia. Por ello, una “readaptación” forzosa se implementó en algunos espacios, pero no todo ha terminado.

Cierre de un ciclo

El 2020 cerró con la conjunción de Saturno y Júpiter, un movimiento astrológico que habla de un cierre de ciclos iniciado hace 20 años cuando estos planetas hicieron su última conjunción. De esa manera, otro ciclo de 20 años se abre para el colectivo donde la energía de Acuario toma relevancia.

Si las estructuras se readaptaron forzosamente, a todos los signos solo se les puede pronosticar que incluso cuando la pandemia termine, Acuario exige que la readaptación conseguida se sostenga.

Las ideologías inclusivas se sostienen

Neptuno en Piscis teje dispersión sobre un colectivo convulso que seguirá saboreando el lado más oscuro de estructuras antiguas debilitadas.

La energía de Neptuno hace que las masas busquen encaminarse hacia ideologías inclusivas y de marcada solidaridad social. Una tendencia que se verá fuertemente favorecida hasta el año 2026 cuando Neptuno salga de Piscis.

Las readaptaciones no terminan

Las “readaptaciones” no han terminado y las innovaciones propiciadas por la energía de Acuario crearán dinámicas donde la tecnología siga provocando reemplazos de estructuras, reacomodos y reingenierías.

Líderes que se mantenían tras bastidores ganan fuerza con propuestas reformistas a favor de los excluidos, pero detrás de algunos se esconde una sed autoritaria que quizás se vuelva explícita en unos cinco años, cuando Plutón termine de recorrer Capricornio.