Iota perdió intensidad, pero no cesa el peligro de los derrumbes y deslaves que pueden provocar las inundaciones causadas en las últimas horas.
Este miércoles Iota ya es una depresión tropical que se disipará lentamente, aunque las lluvias por diversas zonas de Centroamérica se mantendrán hasta el jueves.
Los meteorólogos advirtieron que sus intensas lluvias siguen suponiendo riesgo los principales efectos que causaron la muerte de más de 130 personas luego de Eta y que se pueden agravar con Iota.
La depresión pasó cerca de la capital de Honduras, Tegucigalpa, donde el caudal de los ríos aumentó y se espera que las lluvias se intensifiquen. En la montañosa ciudad, los residentes de las zonas bajas, con tendencia a anegarse, estaban siendo evacuados como medida preventiva, igual que ocurría con los de los vecindarios vulnerables a los deslaves.

Reporte de daños por Iota
Centroamérica todavía no tiene reporte de daños. Por ejemplo, gran parte de Nicaragua mantiene interrupción de servicios de electricidad, telefonía e Internet. No obstante, de forma preliminar se conoció el derribo de árboles y postes eléctricos, así como tejados de viviendas y negocios arrancados. Más de 40.000 personas estaban en albergues. También se reportó que unas 16 personas murieron debido a un derrumbe en una zona del norte afectada por severas lluvias y deslizamientos de tierra causados por el paso devastador del huracán Iota.
La vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, confirmó que una niña de 8 años y su hermano de 11 se ahogaron en la comunidad de La Piñuela cuando intentaban cruzar el Río Solera. Había más reportes de gente desaparecida en esa zona.
En Honduras, la población tuvo que abandonar sus viviendas dañadas e inundadas. “Aquí lo que más afectó fueron las inundaciones. El sector de Barra Patuca lleva 15 días inundado", dijo Teonela Paisano Wood, la alcaldesa de la localidad hondureña de Brus Laguna. "Corremos peligro si sigue lloviendo”.
Por su parte, Panamá dijo que una persona murió y otra estaba desaparecida en la comunidad indígena autónoma de Ngabe Bugle, en el oeste del país, cerca de la frontera con Costa Rica.
Antes de tocar tierra en Nicaragua, Iota barrió la pequeña isla colombiana de Providencia, donde informaron que una persona murió y el 98% de las infraestructuras de la isla estaban “afectadas”.
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