¿Algún día acabará la pandemia de COVID-19? Podemos aprender mucho sobre las pandemias del pasado. Muchas se han extinguido de la manera inexplicable, según un estudio de la BBC.
La manera en la que surgen los nuevos virus suele ser de manera similar: el contacto cercano con animales infectados, el virus saltando entre especies, el paciente cero que lo contrae primero y los superpropagadores que lo llevan por todo el mundo.
Sin embargo lo inexplicable es cómo muchos repentinamente desaparecen, mientras que otros quedan para siempre en la población. Muchos científicos están investigando estos hechos pero hay mucho por descubrir.
El caso del SARS (Síndrome respiratorio agudo grave)
El mundo supo de este virus el 10 de febrero de 2003, cuando se describió una extraña enfermedad contagiosa que había matado a 100 personas en una semana.
Los primeros casos ocurrieron en Guangdong, una provincia costera del sureste de China, conocida por sus numerosos restaurantes que sirven carnes exóticas. Dos años después, el virus había infectado al menos a 8,096 personas. Murieron 774 de las personas infectadas.
El SARS era un virus que podía evolucionar rápidamente. Se propagaba a través de gotitas expulsadas al respirar, que son difíciles de evitar.A muchos expertos les preocupaba que el virus pudiera causar una devastación como la crisis del VIH, o la pandemia de gripe de 1918. Esta última infectó a un tercio de la población mundial y mató a 50 millones de personas.
Pero el SARS desapareció abruptamente. En enero de 2004 solo había unos pocos casos y a finales de mes, se anunció la última sospecha de infección natural.
Según Sarah Cobey, epidemióloga de la Universidad de Chicago, el SARS fue llevado a la extinción por una combinación de sofisticado rastreo de contactos y las peculiaridades del propio virus.
La viruela y la peste bovina: dos virus que se extinguieron
Aparte del SARS, solo otros dos virus se han extinguido a propósito. Estos son la viruela y la peste bovina, que afecta al ganado.
La guerra contra estos dos virus se ganó utilizando vacunas, que también están destinadas a eliminar la poliomielitis. Los casos han disminuido en un 99% desde la década de 1980, aunque recientemente estos esfuerzos se han visto retrasados por la guerra, el movimiento antivacunas y el COVID-19.
El ébola no se ha logrado extinguir
Las autoridades sanitarias locales y la OMS se enfrentan a varios desafíos cuando se trata de combatir el ébola. La falta de financiamiento ha dificultado la vigilancia de los casos de la enfermedad. Mientras que la presencia de grupos armados en las zonas afectadas hacen que sea inseguro para los trabajadores de salud.
Algunos también se muestran renuentes a buscar tratamiento para el ébola pues las personas prefieren quedarse en sus comunidades. Hay seis especies de ébola, pero solo hay vacuna para una de ellas, la que mató a 11,000 personas en África occidental entre 2013 y 2016.
El caso de la Influenza
La cepa de influenza que causó la pandemia de 1918, desapareció, al igual que la que provocó el brote de gripe aviar de 1957. Esta última mató a cerca de 116,000 personas en Estados Unidos.
Las cepas de gripe establecidas tienden a seguir evolucionando por muchos caminos diferentes, luego la gran mayoría se extingue abruptamente.
Cada década, un nuevo tipo de gripe evoluciona y son reemplazados los virus, generalmente a partir de una combinación de virus de gripe antiguos y nuevos.
Acelerar la evolución de los virus, ¿será la solución del COVID-19?
Algunos científicos sugieren que acelerar el proceso podría permitir utilizar la rápida evolución de los virus humanos endémicos en nuestro beneficio.
La idea ha existido durante un tiempo como una forma de deshacernos de la gripe y los resfriados, pero recientemente también se sugirió como un método para combatir el COVID-19.
Acelerar artificialmente la evolución viral con medicamentos que los estimulen a mutar a un ritmo aún mayor de lo habitual podría traer algunos beneficios. Primero, podría debilitar el virus lo suficiente como para reducir la cantidad que circula en pacientes. Esto podría facilitar el tratamiento en personas con enfermedades graves.
En segundo lugar, ciertas cepas de virus, como las de COVID-19, de las cuales ya hay al menos seis, podrían acumular suficientes mutaciones que son dañinas para ellas mismas como para hacerlas desaparecer por completo. En India, ya hay pruebas de que esto podría estar sucediendo de forma natural. El virus está mutando a un ritmo asombroso y se ha sugerido que podría estar dirigiéndose a un precipicio evolutivo por sí solo.