Mientras estemos en esta vida siempre confrontaremos algún desafío, un dilema, un desacuerdo, es decir: un problema. Usted no está solo, los problemas afectan a todos los seres humanos. Tal vez usted esté en medio de un problema, está entrando en uno, o esté saliendo de uno, los únicos que están exentos de problemas son aquellos que descansan en la tumba.
Cuando era joven experimenté varios problemas que me parecían imposibles de superar, uno de ellos fue que cuando llegué a Estados Unidos yo no hablaba inglés, cuando oía hablar a la gente, solo escuchaba un sonido pero no entendía nada. Para mi eso era demasiado abrumador. Deseaba aprender rápido a comunicarme, especialmente porque yo era una joven de 18 años y todos mis amigos eran más o menos de la misma edad, y lo peor era que Sammy, mi novio en ese tiempo, no hablaba nada de español y nos comunicábamos con el poco inglés que yo había aprendido en la secundaria en mi país, Nicaragua.
Rápidamente me puse a aprender, fui a los pequeños programas que ofrecían algunas iglesias o en alguna escuela y finalmente me fui a estudiar en un instituto universitario. Fue así como fui aprendiendo más y más, hasta resolver el problema.
Yo creía que aprender inglés iba a ser fácil, hoy no creo que sea fácil pero tampoco es difícil. Creo que la necesidad de poderme comunicar era más grande que mi problema y por eso era importante para mi confrontarlo.
¿Cómo reacciona cuando sabe que un problema llama a la puerta de su vida? Muchas personas hoy tienen problemas pero en vez de confrontarlo lo esconden y dicen que no tienen ninguno. Si tienen deudas, no van al buzón por miedo de encontrar las amenazadoras cartas del banco, o los estados de las tarjetas de crédito.
La primera herramienta para confrontar un problema es confrontarlo, no fingir que no pasa nada. Huir nunca resolverá ningún problema, solo los llevará más lejos.
La segunda herramienta para confrontar un problema es tomar las cartas y hablar con las partes involucradas, por ejemplo hacer las llamadas que debe hacer, aún en contra de su voluntad, y hablar con los acreedores y explicarles su situación.
La tercera herramienta es buscar una solución, por ejemplo, usualmente el acreedor le sugerirá una potencial alternativa de pago para su deuda. Es mejor dejarle saber al deudor a qué se enfrenta usted y buscar una solución en función e su realidad.
La herramienta más importante es siempre tener una relación cercana con Dios, pues en los momentos difíciles, Dios siempre dará una salida. La oración es imprescindible en momentos de inseguridad y de confusión pues es a través de la oración que se encuentra la paz y la esperanza para toda situación.
Es importante saber que usted no es el único afrontando problemas y que la humanidad entera hoy tiene más de un problema en su vida y que lo mejor que hay que hacer es buscar siempre una salida y entender que los problemas son parte de la vida, y que siempre que enfrentamos uno y lo vencemos, así sabremos que hemos escalado un peldaño más en la experiencia de la vida.