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Una madre y su hijo jugando

Pudiéramos pensar que el juego es solo una manera de entretener a un niño pero no tenemos claro cuál es la importancia en su vida emocional y/o social. Por otro lado, según van creciendo vamos limitando la actividad del juego para dar paso a la carga académica que hoy en día comienza desde muy temprano, considerando el ingreso de los niños/as a los grados pre-escolares.

Aunque la formación académica es importante, especialmente para los niños latinos, que crecen con una doble cultura y doble idioma, también el juego tiene una función central en su vida intelectual, emocional y social.

¿Qué es el juego?

El juego es una actividad que representa la creatividad y la imaginación del ser humano. Desde muy temprano en la infancia se puede observar los inicios de juego del bebé, desde jugar con sus dedos hasta tener la madurez física para manipular los juguetes. Es un acto que es espontáneo y libre.

Según el niño va creciendo, el juego va transformándose en juegos más complejos pero su importancia en la vida emocional y social del niño sigue siendo la misma. Cuando un niño pierde la capacidad del juego es porque su estado emocional está en depresión y malestar por lo que necesita ser evaluado por un profesional de la salud emocional.

¿Qué beneficios tiene el juego?

  • Permite expresar de forma natural los deseos y llevarlos a la realidad del juego.
  • Permite la expresión de sentimientos positivos y negativos creando un balance emocional.
  • Provee una fuente de ejercicio físico.
  • Contribuye al proceso de socialización con otros niños.
  • Contribuye al proceso de maduración de pensamientos y al desarrollo moral.
  • Permite conocer los procesos internos del niño/a.

¿Qué puede hacer como padre?

Es esencial proveerle un tiempo y espacio de juego a los niños no importando su edad. Más aun, ser parte del juego de nuestros hijos nos permite mantener una conexión emocional con ellos.

Uno de los retos que tienen los padres hoy en día es el uso excesivo de juegos electrónicos que han cambiado la dinámica de los juegos tradicionales.

Es responsabilidad de los padres el poder proveerle a los hijos una variedad de espacios de juego y si hay alguna actividad en específico que, entendemos no contribuye al desarrollo de todas las capacidades del niño (ej. juegos electrónicos, tiempo de exposición a la televisión), podemos limitar el tiempo para estas actividades.

Es una decisión consciente que podemos hacer desde muy temprano en la niñez de nuestros hijos y de esta manera aprenderán a disfrutar de una variedad de actividades que aporten más a su vida social y emocional.

Recuerden que esta información no sustituye una consulta con un profesional de la salud emocional. Para mayor información pueden llamar al 984-974-3795.

Mae Lynn Reyes-Rodríguez, Ph.D. Psicóloga Clínica e Investigadora Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill Departamento de Psiquiatría