Las horas de la noche, normalmente destinadas al descanso, son el refugio para inmigrantes que buscan continuar trabajando a pesar de las redadas migratorias.
Muchos no pueden permitirse dejar de trabajar y se ven obligados a tomar medidas extremas, como optar por el horario nocturno o buscar formas de esconderse en los vehículos de personas con documentos, que puedan llevarlos al trabajo sin levantar sospechas.
Esta es la realidad de Francisco Salmerón, un salvadoreño que lleva 13 años trabajando en el sector de la construcción. Relató a La Noticia que, con el cambio de gobierno, muchos trabajadores del sector optaron por jornadas nocturnas y viajes ocultos en vehículos.
Jornadas nocturnas
En el silencio nocturno, cuando las luces se apagan, Francisco se alista para trabajar. Su jornada empieza a las 8:00 p.m. y termina a las 4:00 a.m., pero el lunes 17 de noviembre eso cambió. Tras dos días de operativos migratorios por parte de agentes de la Patrulla Fronteriza, ese día entró a trabajar a las 4:00 a.m. y por seguridad trabajó prácticamente 24 horas.
“Ese día estuve trabajando solo por dentro en una zona residencial. Estuve (allí) todo el día hasta el martes a las 4:00 de la mañana para salir cuando estuviera oscuro. Cuando iba en el camino iba chequeando el teléfono porque hay mucha gente que está avisando y anunciando cómo está todo”, dijo Francisco.
El martes 18 de noviembre volvió a su horario de 8:00 p.m. a 4:00 a.m. Cuenta que estas jornadas iniciaron en enero, un poco después del cambio de gobierno, cuando ya se comenzaron a notar los efectos de políticas migratorias más estrictas. Fue entonces cuando muchos trabajadores indocumentados comenzaron a sentir el temor de ser detenidos durante redadas migratorias.
Esta rutina de Francisco y muchos de sus compañeros no es un problema aislado; refleja la realidad de miles de indocumentados que laboran en sectores de alta demanda como la construcción. En mayo, La Noticia habló con varios trabajadores y dueños de constructoras, quienes alertaron que por el temor a redadas hubo una reducción del 33% de la mano de obra latina, lo que afecta los plazos de entrega de obras y la estabilidad en el campo.
Se esconde hasta dos horas para ir a trabajar
La presión por cumplir con los plazos de entrega llevó al jefe de Cristian, otro trabajador entrevistado por La Noticia, a trasladarlo de Rock Hill, Carolina del Sur, a la zona este de Charlotte de lunes a viernes, para asegurarse de cumplir con el plazo de un proyecto residencial. Cada traslado es de 45 minutos, aunque a veces puede llegar a una hora.
Explicó que suele ir en el asiento del pasajero por si tiene que esconderse. Sin embargo, en mayo durante dos semanas viajó en la cajuela (baúl) de la camioneta. Durante los días de la Operación Charlotte Web, del 15 al 21 de noviembre, en la cual agentes de la patrulla fronteriza estaban realizando operativos en diferentes sectores, Cristian no se presentó a trabajar por miedo. Su jefe tampoco le insistió en que fuera.
“El lunes trabajé porque mi patrón me fue a recoger en su carro y me trajo allí escondido… La mayoría de los trabajadores no está trabajando, solo los que tenemos la opción de que nuestros patrones nos vayan a recoger en sus carros”, añadió Francisco.
“Toca que estén las puertas cerradas”
Pero eso no es todo. Francisco cuenta que aunque la construcción no está completamente paralizada, quienes continúan yendo son los que pueden trabajar dentro del sitio de construcción a puerta cerrada. Este es su caso, ya que se dedica a la pintura.
“Son casas que no están habitadas, que estamos remodelando, entonces toca que estén las puertas cerradas, las ventanas cerradas y que no se mire para adentro”, dijo
Sobre otro trabajo de construcción que también tiene, agregó: “Para el trabajo comercial, que es por fuera, para eso no estoy yendo, incluso me llamaron para que no me preocupara porque todos estaban en la misma situación. Yo sé que no están contentos porque tienen una fecha de cuándo se debería terminar, pero es lo que estoy haciendo”.
Francisco cuenta que sus compañeros permanecen en la misma incertidumbre, ya que muchos ni contestan sus teléfonos cuando los llaman para saber si se presentarán a trabajar. Lamenta desconocer si se debe a que han optado por permanecer escondidos o si se debe a que hayan sido detenidos durante los operativos.
Un problema en cifras
La construcción es un importante sector de la economía de Charlotte, en Carolina del Norte. Se estima que cerca de 80.000 personas trabajan en la construcción en la ciudad, lo que equivale al 6,7 % de la fuerza laboral local, según un reporte de Construction Coverage.
Actualmente, hay casi 400 detenidos durante los operativos de Charlotte Web, pero más del 95% de ellos no están identificados. Algunas de estas detenciones fueron realizadas en sitios de construcción.
Una de las cifras más preocupantes es que, según un reciente informe del Centro de Información de Acceso a Registros Transaccionales (TRAC) de la Universidad de Syracuse de Nueva York, más del 96% de los detenidos desde el 1ero. de octubre de 2025 no cuentan con antecedentes criminales.
“Si no está muy peligroso, uno sale a trabajar”
“Estoy muy asustado de salir a las calles. No puede uno ni salir a los súper a comprar ni nada de eso. A mis hijos los miro muy asustados, tal vez porque lo vayan a agarrar a uno o lo vayan a deportar y ellos no sabrán qué hacer en este país. Y es triste porque supuestamente ellos [los agentes migratorios] dicen que vienen a agarrar a criminales, pero se están llevando a gente trabajadora”, contó a La Noticia, Herson Martínez, también trabajador de construcción.
“Gracias a Dios hay mucha gente que tiene documentos y anda en las calles viendo cómo está el ambiente. Y pues gracias a ellos, uno se mantiene informado, sabiendo cómo está la situación en los alrededores. Si no está muy peligroso, uno sale a trabajar”, cerró Francisco.
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