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El sueño de un futuro mejor se ha desvanecido tres veces para una familia de Raleigh, Carolina del Norte. Emigraron de Colombia a Brasil, donde ejercían la fotografía, pero la pandemia los obligó a dejar el país. Luego, llegaron a Estados Unidos con la esperanza de ahorrar para estudiar en Canadá y, justo antes del viaje, sus visas fueron canceladas. Finalmente, apostaron a una vida en Carolina del Norte, pero el sistema migratorio cada vez más tenso y el miedo a las deportaciones los llevó a tomar la difícil decisión de regresar a Colombia.

Este artículo es parte de la serie “Los que se van”, en la que compartiremos diversas historias de aquellos que, atrapados en la actual tensión migratoria y la desesperanza de seguir luchando por el sueño americano, deciden regresar a sus países o simplemente esperar una inminente deportación.

Tres países, tres sueños rotos y una sola salida: regresar

Como muchos inmigrantes, Leonardo Macias y su esposa, Paola, dejaron su Colombia natal en el 2015 para perseguir su amor a la fotografía en Brasil. Allí trabajaban cerca de Río de Janeiro con fotografía de turismo. Sin embargo, la pandemia por Covid-19 afectó gravemente su empleo, economía y estabilidad y se vieron obligados a buscar nuevas oportunidades en el 2020.

Tras una breve estancia en Colombia, el plan era “trabajar un poco y luego aplicar para una beca de estudio en Canadá. Nunca pensamos en quedarnos ilegal, hicimos todo por la vía legal y ya me habían aceptado para estudiar en una universidad en Canadá. Estábamos próximos a irnos y un poco antes del viaje nos negaron la visa y tuvimos que pedir un reintegro del dinero de la universidad. No teníamos un plan B en ese entonces, así que pedimos una extensión de visa de turismo para seguir quedándonos en Estados Unidos. Cuando llegó ”, explicó Leonardo a La Noticia.

Durante los primeros años, su vida en el país fue tranquila, lograron adaptarse y trabajaron en construcción, limpieza, pintura, panaderías, restaurantes, tatuando e incluso abrieron una pequeña empresa de fotografía. Pero las dificultades legales seguían presentes.

Conocíamos a mucha gente que llevaba mucho tiempo viviendo en Estados Unidos sin ningún tipo de estatus, pero nosotros queríamos buscar una forma de hacerlo. Buscamos la opinión de tres a cuatro abogados y nos hablaron del asilo, pero nuestro caso era difícil. A nosotros no nos gusta mentir y al hacer un asilo sin necesidad, toca, mentir y “hacer una historia que no teníamos”. Era lo que decían los abogados, además del hecho de que teníamos estatus de residente en Brasil. Nos advirtieron que era posible que nos llamaran rápido y que iba a ser difícil demostrar que no podíamos regresar a dos países”, dijo Leonardo.

“Me invade el miedo de que un día no pueda regresar a casa”

La otra opción que los abogados le indicaron que tenían era casarse con ciudadanos o residentes, pero optaron por registrar una LLC para poder trabajar legalmente y también obtuvieron una licencia de conducir temporal.

Cuando estuve en California, alcancé a tramitar una licencia que se vence en octubre y, como están las cosas, va a ser difícil renovarla y aquí en Carolina del Norte se necesita un Número de Seguro Social. Entonces, me invade el miedo de que un día no pueda regresar a casa con mi esposa y mi hijo porque me detengan y vean que no tengo licencia vigente”, confesó.

Leonardo y Paola tienen un bebé de año y medio. Esto les empujó a replantearse cómo ofrecerle mayor estabilidad a su hijo, en medio de la incertidumbre. Pero reconocen que vivir en miedo no es lo más saludable.

Criar un niño en medio del miedo no es justo y no es bueno. Incluso un amigo con hijo nos cuenta que hay padres que no están llevando a sus hijos al colegio”, comentó.

Añadió: “A principio de año, Paola (su esposa) estaba asustada con el nuevo Gobierno porque él es racista con nosotros, pero fue hace unos dos meses que empezamos a sentir más presión mental. Empezaron a aparecer más casos de personas inocentes deportadas, porque al principio lo que todos creíamos es que iban a sacar más a gente criminal y poco a poco, se empezó a ver noticias de hermanos latinos que los están deportando simplemente porque estaban en el lugar y el momento que no era”.

Teme que lo detengan por sus tatuajes

Para la familia, el cambio de Gobierno con políticas migratorias más estrictas y la imposibilidad de regularizar su situación legal los hace sentir que viven bajo la sombra de la deportación

Cuentan que la libertad que antes disfrutaban, viajando y trabajando sin preocupaciones, se ha ido desvaneciendo con el tiempo y que los casos de deportaciones de personas inocentes, solo por estar en el lugar equivocado o por prejuicios sobre sus tatuajes, los hace sentir que se encuentran en peligro de que sean parte de esa estadística.

Tengo muchos tatuajes y he escuchado de gente que ha terminado en El Salvador (CECOT), solo por tener tatuajes. Obviamente, mis tatuajes no tienen que ver con ninguna pandilla, pero es lo que hacen ver ahorita con este prejuicio y no quiero ser un punto de búsqueda y una víctima, por esto”, indicó.

Quedarse sin un alivio migratorio está bastante pesado. He hablado con algunas personas que tienen miedo de quedarse en el país por esa razón: no quieren pasar tiempo en la cárcel y ser separados de sus hijos. Tengo un cliente que optó por ser deportado con sus dos hijos, a pesar de que sus hijos tienen la opción legal para obtener una residencia. Y me dice ‘no los voy a dejar, me los voy a llevar conmigo, para que no pasen el trauma de ser básicamente abandonados’. Prefieren perder estos alivios migratorios”, contó a La Noticia, Yesenia Polanco Galdámez, dueña de la firma de abogados Polanco Law desde el 2015.

“Está la posibilidad de que los deporten a otro país”

Según la abogada, quien es ajena a este caso, el miedo que sienten los inmigrantes se ha intensificado por la falta de claridad sobre las políticas y procesos migratorios. “Ya Estados Unidos no está respetando la Ley de Repatriación. Entonces o los van a tener detenidos indefinidamente en un centro de detención, que básicamente es una cárcel, o está la posibilidad de que los deporten a otro país. No podemos saber exactamente que van a hacer porque cada día hacen algo diferente”.

El cansancio emocional y psicológico fue el último empujón para tomar la decisión de regresar a Colombia, buscando un futuro donde el miedo no sea su compañero diario y puedan darle mayor estabilidad a su hijo. Pero para cubrir los gastos de su regreso y poder comenzar de nuevo, la familia inició una campaña en GoFundMe.

La donación, según la familia, ayudaría a cubrir pasajes de avión, envío de pertenencias básicas, apoyo durante el proceso de reubicación y el proceso para llevarse a sus tres mascotas. Para apoyar con esta campaña, visita el siguiente enlace.

Tenemos tres gatitos y queremos viajar con ellos, también tenemos que sacar el pasaporte Colombiano a nuestro niño. Son varios pasos. Además, no podemos irnos antes porque el alquiler vence en septiembre y si nos vamos antes, tendríamos que pagar una multa”, cerró. 

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.