Nadie es perfecto, entonces es muy importante aprender de nuestros fracasos. A continuación tres razones para no evadir nuestra responsabilidad y admitir nuestros errores cuando fallamos:
1) Para demostrar nuestra inteligencia
Proverbios 18:15 dice: Las personas inteligentes están siempre dispuestas a aprender; tienen los oídos abiertos al conocimiento.
Puede parecer extraño, pero podemos demostrar inteligencia admitiendo que no somos tan listos como para saberlo todo.
Alguien dijo que la definición de un loco es la de una persona que hace lo mismo una y otra vez esperando distintos resultados. Una persona inteligente analiza sus errores y busca oportunidades para aprender y después de fracasar se convierte en una persona más lista habiendo aprendido de sus fracasos.
Nadie es más listo que aquel que aprende de sus errores desde la primera vez.
2) Para impactar positivamente nuestra conducta
Salmo 119:7 nos muestra: A medida que aprendo tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como debo hacerlo.
El fracaso es un gran maestro. Una lección que pueda aprender acerca de las deficiencias de mi carácter, afectan positivamente mi conducta.
El fracaso nos muestra aquellas áreas de nuestra vida donde debemos crecer y todas la alternativas que surgen están a nuestro alcance. Por ejemplo, todas los fracasos que tienen que ver con relaciones son motivadas por defectos de carácter expresados en acciones negativas. De ellas aprendemos como madurar y crecer en la vida para evitar esos errores cuando intentemos relacionarnos otra vez.
3) Para traer honor a nuestras vidas
Proverbios 1:9 nos enseña: Lo que aprendas de ellos te coronará de gracia y será como un collar de honor alrededor de tu cuello.
¿Cómo describir a una persona honorable? De acuerdo al texto presentado anteriormente, este título está reservado para aquellos que aprenden de otros, inclusive de sus errores.
Algunas de las personas que más admiro y honro en mi vida son aquellas que admiten sus errores. De la misma manera pierdo el respeto por aquellos líderes que esconden, excusan y minimizan sus deficiencias o errores.
¿Quiere ser una persona de honor? ¡Admita, entienda, aprenda y muévase!
Esto le puede sorprender, pero Tomás Edison no siempre fue considerado un genio. De hecho, tenía una gran oportunidad de hacerse víctima. Su maestro le informó a la familia que Edison no tenía la capacidad para aprender. Afortunadamente su mamá, quien fue maestra, le enseñó en el hogar los conocimientos que debía adquirir.
¿No es interesante que mientras para unos el fracaso los motiva a seguir adelante y alcanzar grandes metas a otros el fracaso les provoca una excusa para la mediocridad? La decisión es suya. Recuerde, el hecho de fallar no significa que usted es un fracasado.