Establecer una relación de pareja saludable es uno de los anhelos de muchas personas. Pero a veces parece ser un proceso de frustración y para algunas personas, una misión imposible.
No hay una fórmula mágica para escoger a una pareja, pero sí existen unos indicadores que nos puedan ayudar a identificar algunas señales de lo que podría ser o no ser una pareja saludable.
Cada relación es única
En primer lugar, es importante evaluar cuál fue nuestra primera experiencia de aprendizaje sobre una relación de pareja. Mayormente, esta primera vivencia es a través de nuestros padres. Cuando hemos sido testigos de una relación saludable, eso nos da un punto de referencia para nuestras futuras relaciones de pareja. Sin embargo, cuando la relación de nuestros padres no ha sido saludable, podemos seguir repitiendo los patrones observados o irnos al extremo de fantasear con una relación de pareja que no es real.
Ninguna relación de pareja va a ser perfecta porque eso sería pretender que el ser humano es perfecto, cuando esa no es la realidad. Por otro lado, los acuerdos y entendidos que funcionan en una pareja no necesariamente funcionan en otra pareja porque cada ser humano es diferente y necesita buscar a una pareja que sea los más compatible posible con él o ella.
En segundo lugar, es importante identificar cuáles aspectos dentro de una relación pueden ser negociables y cuáles no son negociables basados en nuestra escala de valores, nuestro sentido de valor propio, nuestras metas o visión sobre la vida de pareja y de familia, entre otros.
Una relación de pareja saludable
A continuación, algunas características de una relación de pareja saludable.
- Una base de respeto mutuo (ej. no agresión física o verbal).
- Comunicación abierta y honesta (ej. no ocultarse información, mentiras).
- Mantener un respeto a la diferencia de opinión o de creencia (ej. aunque no pienso igual que tú, te respeto).
- Unos acuerdos y entendidos sobre la expresión de afecto (ej. sentirse cómodo con cómo la pareja me expresa o demuestra el afecto).
- Compartir unas metas y compromisos de la visión que tenemos de la vida de pareja y de familia (ej. compartir la misma meta de formar una familia con hijos).
- Respetar y promover el desarrollo de la pareja (ej. apoyar los deseos de estudiar o trabajar de la pareja).
Estos puntos mencionados anteriormente son ejes centrales para una relación de pareja saludable y que deberían ser negociables. También, es importante no entrar a una relación de pareja con la falsa ilusión de que la persona va a cambiar aquellas cosas que no te gustan o que tú vas a poder cambiar a tu pareja.
Cuando nos embarcamos en una relación de pareja es porque estamos en paz con aceptar a esa persona tal y como es. Las parejas van adaptándose y modificando algunas conductas sencillas del día a día, pero los cambios profundos requieren de un trabajo personal.
Recuerden que esta información no sustituye una consulta con un profesional de la salud emocional, que puede ayudar identificar aspectos específicos de su situación. Para mayor información pueden llamar al 984-974-3795.