La empatía es una habilidad para la vida que nos ayuda a a establecer relaciones exitosas y sostenibles con los seres queridos y las personas de nuestro entorno. Para logarlo, es imprescindible entender y cuidar los sentimientos, deseos y necesidades de los demás. La empatía involucra la capacidad de mirar las cosas desde otra perspectiva y darle la importancia que tiene. En este sentido, evita precipitarse a juzgar a la otra persona y, por el contrario, se busca entender las motivaciones de su comportamiento.
La empatía puede ser desarrollada desde temprana edad. Cambiar el paradigma de crianza es necesario. La Universidad de Harvard ha ideado el programa Making Caring Common Project, el cual está enfocado en la crianza de niños responsables y atentos a los sentimientos de los demás. En este se plantean algunos consejos para desarrollar esta habilidad desde niños:
1. Cambiar el paradigma de crianza:
Los padres normalmente se preocupan porque sus hijos sean felices. Esto es totalmente lógico. Sin embargo, concentrase solamente en los sentimientos de los hijos, causa que ellos solamente se preocupen por sí mismos. Cambiar el paradigma de crianza es necesario para formar ciudadanos que se preocupen de forma responsable acerca de los sentimientos de las personas de su entorno. Es importante que los niños oigan, de sus padres y otros adultos significativos, que la felicidad de los demás es tan importante como la propia. Una forma para lograr esto es insistir es que sean respetuosos, así esto no los haga felices, o así sus compañeros no se comporten de esa manera.
2. Establecer relaciones de cuidado y respeto con los niños:
Cuando los niños se sienten cuidados, amados y seguros, establecen vínculos con sus padres o cuidadores. Esto los hace tener una actitud más abierta y receptiva a los valores que se intentan transmitir y cultivar. Pasar tiempo de calidad con los niños de forma regular, permite atender a sus necesidades físicas y emocionales. Así mimo, da la oportunidad de establecer conversaciones significativas en las que se hable acerca de sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Al sentirse valorados, aprenderán a apreciar a las demás personas de su entorno.
3. Ser un modelo y una guía:
Los niños aprenden a través del modelamiento de conductas. En otras palabras, copian las actitudes de los adultos significativos de su entorno. De nada sirve decirle a los niños la forma en la que deben actuar, si lo que ven en la práctica difiere del discurso. Es importante que los adultos reflexionen acerca de los valores que practican en su día a día. Pequeños detalles como saludar, pedir por favor y dar las gracias a los mesoneros, a los dependientes, o a los vecinos es primordial. Así mismo, prestar un servicio a la comunidad junto al niño resulta una maravillosa oportunidad para esto.
4. Ayudar al niño a controlar y a regular sus emociones:
Muchas veces las propias emocionas nublan el pensamiento. En otras palabras, emociones fuertes como la rabia, la pena, la envidia u otra emoción negativa impide que los niños puedan preocuparse por las emociones de los demás. Enseñar a los niños que sus sentimientos son importantes, pero que existen maneras positivas de manejarlos es importante. Identificarlos es el primer paso para controlarlos.
Es cierto que la empatía solamente es el primer paso. Ponerse en los zapatos de los demás no significa que la persona tenga la motivación para ayudar a los demás. La importancia de la empatía es materializarla, por lo que es clave exponer a los niños a circunstancias en donde la ejerciten. Educar es un trabajo complejo, sin embargo, puede hacerse.
Para más información puede consultar: Making Caring Common