El juego es una actividad característica de los niños. Desde temprana edad, comienzan a explorar y a conocer el mundo que les rodea a través del juego. Es una actividad tan importante para su desarrollo integral, que la Organización de las Naciones Unidas lo reconoce como un derecho fundamental del niño, tanto así, que la Academia Estadounidense de Pediatría afirma que el juego es un elemento esencial en el desarrollo integral infantil. Este contribuye al la maduración en las áreas: cognitiva, física, social y emocional.
El psicólogo suizo Jean Piaget, realizó una descripción de la evolución del juego a lo largo de la infancia. Este va cambiando debido a que las habilidades motoras y cognitivas del niño van adquiriendo mayor complejidad. Es necesario, que los niños aprendan a jugar desde pequeños. El poder del juego es realmente incalculable. Además de ser un elemento clave para el crecimiento saludable, lo es también para el desarrollo de la imaginación.
Aunque esta actividad trae consigo numerosos beneficios para los niños, el tiempo de juego se va visto altamente reducido. Las características de la vida actual, los cambios estructurales en las familias y la priorización de las actividades académicas, son algunos de los factores que influyen en este fenómeno. Sin embargo, en casa se pueden tomar algunas medidas para rescatar este tiempo valioso de recreación:
1. Provea un amplio tiempo para jugar:
El tiempo de juego, aunque puede formar parte de la rutina diaria, debe estar libre de dirección. Las actividades llevadas a cabo durante este tiempo no tienen que responder a una estructura específica. Durante este momento los niños deben sentirse libres de crear, pensar, reflexionar e imaginar. Si va a jugar con su hijo, déjelo dirigir el juego, siempre y cuando no proponga hacer algo perjudicial para su salud. Esto servirá para que aprenda a valorar sus ideas.
2. Disminuya el tiempo de uso de dispositivos electrónicos:
Es cierto que la vida actual prácticamente demanda el uso de dispositivos electrónicos. Sin embargo, esa actividad pasiva puede hacer que los niños pierdan el interés en desarrollar juegos de forma activa. Estimule a los niños a jugar al aire libre o con sus juguetes. El juego siempre será más productivo cuando el niño es quien crea el ambiente. Los dispositivos electrónicos convierten a los niños en espectadores.
3. Cree un espacio adecuado para el juego:
Este espacio debe ser lo suficientemente seguro para que el niño pueda jugar solo en él. Eliminar todos los potenciales peligros es primordial para evitar interrumpir su juego o que se pueda hacer daño. Aunque los niños siempre deben ser supervisados y no deben ser dejados solos por periodos largos de tiempo, existe una diferencia entre chequear periódicamente que todo esté bien y entorpecer.
4. Haga una buena selección de juguetes:
En primer lugar asegúrese de que los juguetes de su hijo correspondan a su edad. Lo ideal es que pueda manipularlos sin ayuda y de forma independiente. Reserve los más complicados para que los use con otros niños. Así mismo, procure que los juguetes que tenga a disposición ayuden al desarrollo de la creatividad. Es preferible alejarse un poco de los más comerciales. Muñecas, bloques de construcción, papel, creyones, prendas de vestir, son los más recomendables para que el niño ponga en marcha su creatividad.
5. Evite elogiar, premiar o evaluar el juego del niño:
Premiar, comentar o felicitar el juego de su hijo no es recomendable. Podría comentar con él las cosas que hizo mientras jugaba, sin obligarle a contar. No se necesita una retroalimentación acerca del juego. No hay patrones a seguir de lo que es correcto o no hacer durante éste. Simplemente trátelo como una alternativa que el niño puede o no escoger.
6. Evite recargar a su hijo con actividades extracurriculares:
Es importante dejar un espacio para el juego. Inscribir a su hijo en numerosas actividades puede dejar poco tiempo para la recreación libre. Pregúntele constantemente si está muy cansado u ocupado. Así mismo, permítale escoger las actividades en las que quiera participar.
Para muchos, el juego constituye únicamente una actividad de distracción. En realidad, es mucho más que eso. Jugar contribuye al desarrollo integral de los niños. Los padres juegan un papel fundamental en la estimulación de esta actividad. Resulta conveniente, que se involucren en la escuela de sus hijos para asegurarse que allí disponen de suficiente tiempo para jugar. Encontrar un balance entre el trabajo y el juego es la clave.
Para más información consulte: Academia Estadounidense de Pediatría