Un joven de 18 años de Carolina del Norte murió al usar su propio cuerpo para proteger a un niño de 10 años de una tormenta de disparos.
AL-Tarrek Bell y su familia son de Skinnersville, Carolina del Norte, un pequeño pueblo a orillas del Albemarle Sound.
Bell estaba a menos de un mes de cumplir 19 años.
Y estaba cerca de graduarse de High School.
Soñaba con convertirse en modelo.
Ahora no logrará ninguno de esos sueños.
Pero debido a su abnegación, otro joven tiene la oportunidad de perseguir sus propios anhelos.
"Gracias a Dios, mi hijo estaba allí para proteger al niño en el asiento trasero", dijo a ABC 11 la madre de Bell, Izetta Howell.
Bell estaba en Nueva Jersey con su novia visitando a su familia.
El sábado 27 de marzo, Bell estaba en el asiento trasero de un automóvil con el sobrino de 10 años de su novia.
Fue entonces cuando otro conductor abrió fuego.
Bell actuó rápidamente, cubriendo con su propio cuerpo al niño de 10 años mientras las balas atravesaban el auto.
Varias balas golpearon y finalmente mataron a Bell.
Un joven de 25 años que estaba en el asiento delantero del automóvil también murió en el tiroteo, pero el de 10 años salió ileso.
"Para él, salvar su vida, eso significó mucho para mí a pesar de que mi hijo se ha ido; pero solo saber que mi hijo tenía un corazón de oro, hace que sea aún mejor lidiar con él", dijo Howell.
La madre del niño de 10 años no tenía más que elogios y admiración por las valientes acciones de Bell.
"Lo amo, y nunca, nunca, nunca, nunca, nunca lo olvidaré”, dijo Jackie Santiago.
“Y me aseguraré de que su nombre siga vivo como el héroe que fue”.
Howell, quien ahora cree que su hijo está en el cielo, dijo que otros le siguen recordando que la sonrisa de Bell iluminaría una habitación.
"Cuando venía a la escuela, su sonrisa iluminaba todo”, dijo Howell.
"Ahora, cuando salgo, su sonrisa ilumina el cielo y eso me hace sentir bien".
Pero no descansará hasta que se haga justicia.
Hasta el momento, la policía no ha anunciado ningún arresto realizado en este caso.
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