Los investigadores del FBI están ocupando una nueva estrategia para dar con los autores del ataque a las subestaciones eléctricas de Moore y ahora utilizarán los datos de teléfonos celulares para dar con los sospechosos.
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De esta forma, los agentes esperan conocer quiénes estaban en el lugar, o cerca de la zona, cuando ocurrieron los disparos.
En teoría, la información de todas aquellas personas que hablaron, usaron datos en ese momento o mandaron mensajes en la zona quedó guardada en la torre celular cerca de la subestación de Moore.
Sin embargo, podrían ser cientos, hasta miles, de números celulares los que arroje el registro. El resultado dejará una mejor lista de testigos para obtener mejor información de los autores.
Una torre de celular cubre un radio de dos millas, lo que se traduce en 12 millas cuadradas. Se trata de un espacio del tamaño de 4,500 campos de fútbol.
El FBI y otras dependencias federales y estatales han usado este tipo de tecnología en otros casos de alto perfil. El ataque a las subestaciones de Moore está considerado como "terrorismo doméstico".

De igual forma, los agentes del FBI ya analizan, además de los datos celulares, los casquillos que se encontraron en las subestaciones eléctricas de Moore tras el ataque.
Esos casquillos están siendo comparados con otros que se usaron para atacar una instalación hidroeléctrica de Duke Energy en Carolina del Sur.
Al momento no se ha informado si ambos casos están relacionados. La investigación continúa.