El asistente del administrador de la Ciudad de Charlotte, Brent Cagle, informó el 7 de marzo en una sesión del Concejo de la Ciudad que iniciaron “conversaciones” con los vendedores del Charlotte Open Air Market (“La Pulga de la Central”) para reubicar a más de 200 comerciantes que operaban en el mercado.

“He estado trabajando junto con el personal para tener conversaciones informales con los vendedores, los representantes y otros sitios que pueden albergar el Open Air Market”,
dijo Cagle durante la sesión estratégica del Concejo.
“Hay algunas alternativas”
El funcionario detalló que el 4 de marzo cerró definitivamente el lugar del Eastland Mall en Central Avenue donde se instalaba el mercado.
Cagle aseguró que aún no hay una “solución final”, pero “creemos que hay algunas alternativas y continuamos teniendo estas conversaciones”.

“Deberíamos poder proporcionar más actualizaciones al Gerente y al Concejo de la Ciudad (...) dentro de 7 a 10 días, mientras continuamos estas conversaciones con los vendedores, sus representantes y con los propietarios que puedan albergar al Open Air Market”,
expresó el funcionario en la sesión.

El vendedor de la "Pulga de la Central", Jorge Castañeda, dijo a La Noticia que se sentían "muy optimistas" y "con esperanza" tras el anuncio de las autoridades.
"Necesitamos que la ciudad cumpla su palabra, que mantenga firme su posición (...). El futuro de los vendedores y parte del futuro intercultural de la ciudad de Charlotte depende mucho de un 'flea market' internacional como el que planeamos hacer",
dijo Castañeda a La Noticia.
Los vendedores de “La Pulga de la Central” habían participado una semana antes en una sesión del Concejo de la Ciudad, donde tuvieron un derecho de palabra en el que solicitaron el apoyo de las autoridades para reubicar del mercado que funciona desde el 2015.

En la reunión Astrid Jiménez, hija de una vendedora de la “Pulga de la Central” habló ante el Concejo diciendo: “Estamos aquí para pedir su ayuda para formar una alianza con la Ciudad de Charlotte, para encontrar un lugar permanente”.
Aproximadamente, 200 vendedores, entre ellos varios latinos, comerciaban en “La Pulga de la Central”.