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Juana Chávez no olvida el 27 de septiembre del 2024. Aquel día, mientras el huracán Helene azotaba su comunidad con una fuerza inesperada, ella se encontraba trabajando. Había dejado a sus hijos en casa de su abuela como medida de precaución, sin imaginar que pasaría horas sin saber si estaban vivos. Cuando se reencontró con ellos y regresó a su hogar, descubrió que lo había perdido todo, pero este 16 de septiembre se abrieron las puertas a un nuevo comienzo. Ella y otras siete familias latinas recibieron las llaves para nuevas casas construidas en el parque de casas móviles, Alan Campos, ubicado cerca del río Swannanoa.

A casi un año del paso del huracán Helene, la comunidad de Alan Campos celebra el inicio de una nueva etapa con la entrega de viviendas reconstruidas o nuevas. Y, durante un evento lleno de esperanza, música y tradiciones latinas cruzaron por primera vez a sus nuevos hogares.

Alan Campos vuelve a levantarse tras Helene

Juana forma parte de estas ocho familias. Emigró de México a Carolina del Sur hace 27 años y a los tres meses se mudó a Carolina del Norte, donde trabajaba como empleada de limpieza en un hotel de la zona. Es madre de tres hijos de 19, 18 y 12 años y compartió con La Noticia la angustia que vivió durante el huracán.

Fue horrible no saber de ellos, no sabían dónde y cómo estaban, ni ellos sabían de mí. Como yo sabía que se iba a poner feo, yo los dejé el día anterior en casa de su abuela y me quedé en el trabajo, pero cuando pasó no hubo comunicación”, recordó.

Fue durante la madrugada del 27 de septiembre cuando el huracán Helene desató lluvias torrenciales y vientos muy fuertes, causando que los ríos se salieran de su cauce. En el caso del vecindario de Alan Campos, varios vecinos lograron escapar por poco cuando el agua y el lodo invadieron sus casas móviles. Cuando regresaron, encontraron que lo habían perdido todo.

Ese fue el caso de Juana, quien contó que cuando se reencontró con sus hijos y regresó a su casa, estaba parcialmente inundada por tres pies de agua.

“Mi casa estaba inundada, llena de lodo, los muebles y el refrigerador volteado. Todo estaba en muy malas condiciones. Ese día perdí mis dos carros. Uno en mi trabajo y otro aquí, perdí mis muebles, la ropa de los niños, las mochilas, las computadoras, muchas pertenencias”, dijo.

En total, estima haber perdido entre $60,000 y $70,000 y se vio obligada a desplazarse a otra vivienda temporal. Hoy, casi un año después, Juana vuelve a sonreír al saber que podrá reconstruir nuevos recuerdos en el vecindario de Alan Campos, gracias al trabajo de BeLoved Asheville, una organización comunitaria que ha estado ayudando a las familias damnificadas desde octubre del año pasado en el oeste de Carolina del Norte.

“Jamás pensé que en Swannanoa iba a pasar todo esto”

Como Juana, decenas de familias latinas en la región vivieron momentos de desespero, pérdidas irreparables y un largo camino hacia la recuperación. Concepción Muñoz, una inmigrante salvadoreña que estuvo a punto de quedar atrapada por la crecida del río, también nos relató su historia.

“Ese día (26 de septiembre) estaba trabajando, yo trabajo en una compañía que atiende emergencias y estaba ayudando en otros lugares, pero jamás pensé que en Swannanoa iba a pasar todo esto. Cuando llegué al trabajo, como a las 12:00 de la noche, me acosté y a las cuatro, casi cinco, me llamó un amigo para decirme que saliera porque el río venía a mi casa”, cuenta.

Para Concepción esa llamada le salvó de vivir momentos de mayor angustia. “Cuando salimos, el agua ya nos llegaba casi a la cintura y pasamos toda la odisea viendo como el agua se llevaba todo. Pero lo más triste no era ver que el agua se llevaba cosas materiales. Entonces estamos agradecidos con Dios”, agregó.

Desde una zona elevada, Concepción recuerda ver a algunas personas arrastrándose por sobrevivir a la fuerza del agua. Fueron los días siguientes cuando se enteró de que hubo cinco muertes cerca del vecindario, incluyendo la de un niño de seis años.

La pérdida fue bastante porque todavía estaba pagando un almacén para herramientas y lo tenía lleno de todo, teníamos dos casas móviles y se perdió todo, fue bastante lo económico, pero yo le pongo precio, es a la vida”, expresó.

Gracias a BeLoved Ashville consiguió una vivienda temporal durante todo este año y este 16 de septiembre abrió, por primera vez, la puerta a su nuevo hogar, donde va a vivir junto a su hijo.

Lo perdieron todo y ahora vuelven a empezar

Para Lorena Gaspar, de México, el impacto fue tanto emocional como económico. Perdió su casa recién renovada y vio cómo los sueños de su familia eran arrastrados por el agua. 

Ese día fue muy triste. Mi esposo tenía solo un mes de haber renovado el tráiler. Tenía todo nuevo… Cuando bajó el agua vinimos para ver si podíamos rescatar algo, el refrigerador estaba en el medio de la cocina, todo estaba dañado. Le dije a mi esposo que intentáramos rescatar algo y él dijo ‘que se quede’, cuando lo miré y me di cuenta de que había perdido las esperanzas”, agregó.

Hace un año, Lorena recuerda cómo, al igual que ella, sus vecinos salían de su casa llevando lo poco que habían podido rescatar. Se alegra haber dejado ese momento atrás y que hace dos semanas recibió una nueva vivienda para su familia. Tiene dos hijas de 10 y siete años y en estos pocos días, ya su hogar se encuentra completamente amueblado.

Hemos recibido demasiada ayuda. Tengo sentimientos encontrados, porque recibimos nuestra casa, por el esfuerzo que se hizo para que nosotros volviéramos a nuestra casa”, expresó.

La familia de Santos Flores Mejía, originario de El Salvador, también lo perdió todo. Un árbol destruyó parte de su vivienda mientras su hermano apenas lograba escapar del cuarto segundos antes del impacto.

“Gracias a Dios, mi hermano salió del cuarto cuando cayó el primer árbol y fue al rato en que cayó el otro, porque si se hubiera esperado un poquito más, los hubiera matado porque ese cuarto fue destruido. Si se hubiera tardado un minuto más, les cae el árbol encima”, contó.

A pesar del trauma, hoy se muestra esperanzado: “Muy feliz, porque nuevamente está en la casa y mi hermano y mis padres volverán a vivir aquí”.

120 viviendas y una comunidad que no se rinde

Poncho Bermejo, director de BeLoved Asheville, explicó que esta entrega forma parte de un esfuerzo mayor que ha permitido reconstruir o rehabilitar más de 120 viviendas en Carolina del Norte desde octubre del año pasado, justo después del huracán.

“Hemos entregado aquí alrededor de 16 a 18. Sabemos que 120 suena mucho, pero el último informe indica que fueron 120,000 las casas afectadas, entonces estamos en proceso. La caminata va a ser muy larga, pero traeremos buenos zapatos y estamos decididos a ayudar a la comunidad por el tiempo que tome”, comentó.

Actualmente, se están construyendo otras 10 casas desde cero. Según explicó Bermejo, con el objetivo de transformar esta misión en una oportunidad laboral para la comunidad afectada, se contrató a 50 trabajadores latinos de la zona para participar directamente en la reconstrucción.

Para conocer más sobre BeLoved Asheville y apoyar esta causa, visita el siguiente enlace.

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.