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No podemos permitir, bajo ninguna circunstancia, que individuos que buscan ganar votos inyectando odio o temor en contra de los inmigrantes, ocupen cargos públicos.

Hace exactamente un año, un desquiciado social quien había llenado su cabeza de odio contra de los inmigrantes; en parte gracias a los discursos políticos populistas que emanan de Washington DC; ingresó armado a una tienda Walmart y comenzó a disparar, sin misericordia, en contra de quienes tenían apariencia de latinos.

Doce meses han pasado desde que ocurrió este sangriento ataque de terrorismo doméstico contra la comunidad inmigrante en general, y más específicamente contra El Paso, Texas, el cual dejó 22 personas muertas y otras 24 heridas, incluyendo niños pequeños, en el peor incidente con armas de fuego que se registra desde .

Esta tragedia parece haber sido olvidada, por quienes buscan ganar votos generando temor u odio en contra de los inmigrantes.

Odio contra los inmigrantes

Unos minutos antes del trágico incidente, el atacante publicó en internet un manifiesto lleno de odio contra los inmigrantes. Este tipo de prejuicio sin sentido trasciende cualquier vestigio de lógica y es un aterrador anuncio, de que la inacción llevará a nuevas tragedias.

En el texto del atacante se podían leer frases que fueron reproducidas en recientes discursos políticos. Hablaba de una invasión latina en Texas, y advertía que los inmigrantes estaban tomando el lugar de las personas blancas.

Esta es tristemente otra tragedia que se suma a la macabra lista de masacres que ha sufrido Estados Unidos en los últimos años. ¿Qué hemos hecho como nación para enfrentar este problema? La respuesta es: Nada.

En su momento la Casa Blanca lamentó este tiroteo y otro ocurrido el mismo día en Dayton, Ohio, y se precipitaron a declarar que el factor que propició este tiroteo, fueron problemas de salud mental, luego el presidente Donald Trump escribió que los medios de comunicación tenían la culpa. No faltó quien quizo echar la responsabilidad a los video juegos.

Desde el gobierno nadie habló de lo que era obvio. No se habló del problema del odio, el divisionismo, y en muchos casos la violencia, que se está promoviendo desde los discursos electorales.

Más tarde hubo un cambio de tono, y por un momento Trump sugirió que se implemente una legislación que permita una regulación sobre la venta de armas de asalto y revisión de antecedentes. Además agregó que le gustaría ver una reforma migratoria agregada a esta legislación.

Estas sugerencias fueron meramente cosméticas, pues como es evidente, a los pocos días fueron descartadas.

¿Quiénes promueven el odio?

En medio de una época de tensiones raciales, en donde la retórica en contra de grupos vulnerables, como los inmigrantes, ha proliferado por todo el país, es necesario evaluar quiénes son los promotores del odio, y los predicadores del prejuicio.

El odio y el prejuicio no son enfermedades mentales, son enfermedades sociales, que en muchos casos, como le sucedió a El Paso, pueden terminar en tragedia.

Debemos cortar este mal de raíz, no debemos prestar nuestros oídos para que los promotores del odio, o del prejuicio, difundan sus venenosas palabras. Debemos denunciar las acciones de estos personajes.

No podemos permitir, bajo ninguna circunstancia, que individuos que buscan ganar votos inyectando odio o temor en contra de los inmigrantes, ocupen cargos públicos.

Si realmente queremos prevenir que vuelvan a ocurrir una tragedia como la de El Paso, debemos demostrar a los promotores del odio que están solos, que somos más quienes creemos en la dignidad de todos los seres humanos, tengan papeles o no.

Periodista, editor, asesor, y presentador. De 2016 a 2019 el periodista más galardonado en Estados Unidos por los Premios José Martí. Autor del best seller: ¿Cómo leer a las personas? dbarahona@lanoticia.com