El sábado se inauguró la Ofrenda de Día de Muertos en honor a las víctimas de COVID-19. De igual manera inició la jornada de tres días de luto nacional por los más de 91 mil fallecidos por coronavirus en México.
El presidente, Andrés Manuel López Obrador, encendió veladoras en una ofrenda indígena montada en uno de los patios del Palacio Nacional.
El evento se realizó sin público y con tapices de aserrín y cempasúchil (la tradicional flor naranja o amarilla de Día de Muertos). En el suelo se leía el lema: "Una flor para cada alma”.
El presidente López Obrador y su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, participaron en dos ceremonias indígenas, una del pueblo yaqui, originario de la zona norte del país, y otro de los mazatecos, en el sur.
"A partir de hoy se inician tres días de luto nacional dedicados a recordar a todos nuestros difuntos y en especial a quienes han perdido la vida a causa de la pandemia", dijo el mandatario antes de recorrer 20 altares de muertos, uno por cada pueblo originario, montados también en el interior de la sede presidencial.

Este será un Día de Muertos atípico en México
Los mexicanos iniciaron de forma atípica su tradicional celebración, en medio de una epidemia que ha infectado desde marzo a casi un millón de personas. La pandemia ha hecho que la mayoría de los panteones se cierren y se cancelen todo tipo de celebraciones en sitios públicos.
La mayoría de los panteones permanecerán cerrados estos días. Muchos mexicanos, para quienes esta celebración es una de las más importantes del año, optaron por homenajes pequeños. Desde arreglar las tumbas de sus seres queridos y visitar los cementerios los días previos. Pero a pesar del COVID-19, no faltaron las flores y los adornos en la mayoría de ellas.
"Nunca pensé que se fuera a ver vacío, sin música, sin tianguis, sin vendedores.... bien diferente", lamentó Juan Rivera, de 49 años, encargado de un panteón. "Se ve extraño, triste”, concluyó.
Con información de The Associated Press