El gobernador Greg Abbott anunció una medida que asomó el cierre de más de 50 albergues en Texas que refugian a unos 4,000 niños migrantes.
Esta decisión podría afectar un programa nacional que opera al límite de sus capacidades para brindar atención adecuada a los niños que cruzan solos la frontera entre México y Estados Unidos.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus iniciales en inglés) aclaró que no pretendía cerrar ninguna de sus instalaciones. Aunque explicó que estaba “evaluando” la declaratoria de desastre que emitió el gobernador republicano el martes por la noche.
Esta proclamación instruye a una agencia estatal a negar o descontinuar en los próximos 90 días las licencias a las instalaciones de atención infantil que albergan a niños migrantes.
Exponen riesgos para los menores migrantes
Grupos que representan a los niños migrantes y los reúnen con sus familiares señalaron que la orden podría ser perjudicial. Esto obligaría al envío en gran escala de menores a instalaciones sin licencia que ponen en riesgo la salud y la seguridad de los niños. Abbott argumenta que el gobierno federal no puede obligar a Texas a seguir otorgando licencias estatales en respuesta a un problema federal.
Desaparecer los albergues que cuentan con permisos estatales es una “postura errónea", declaró Wendy Young, presidenta de Kids in Need of Defense, un organismo que proporciona servicios jurídicos para niños inmigrantes.
En una época en la que Estados Unidos requiere de más instalaciones autorizadas para los niños migrantes que viajan sin compañía de un adulto, la orden amenaza con dejar al país con mucho menos” (de estos lugares), indicó Young.
El gobierno federal financia 56 albergues en Texas, de los cerca de 200 refugios autorizados que hay en todo el país. El censo más reciente, del 19 de mayo, mostró que había 4,223 niños en 52 de esos albergues con licencia estatal, según la Comisión de Salud y Servicios Humanos de Texas (HHSC por sus iniciales en inglés).
A la agencia se le ordenó revocar las licencias y enviar un aviso a sus proveedores el miércoles para indicarles que pongan fin gradual a sus operaciones para el 30 de agosto.
Después de esa fecha, indica el aviso, “si ustedes siguen brindando atención a individuos que no están legalmente en Estados Unidos con base en un contrato con el gobierno federal, la HHSC tomará las medidas necesarias para cumplir con la proclama”.
Christine Mann, portavoz de la HHSC, señaló que la agencia está examinando la orden de Abbott. Ellos determinarán "los próximos pasos conforme elaboramos un plan para el pleno cumplimiento de las directrices del gobernador”.
Cierre de albergues de migrantes en Texas podría sentar bases en otros estados
La inusual medida de emitir una declaratoria de desastre — generalmente reservada para desastres naturales o crisis de salud — ocurre en medio de las críticas de Abbott por el número sin precedentes de cruces fronterizos en los últimos meses.
A algunos críticos les preocupa que la medida establezca un precedente para que otros gobernadores republicanos obstaculicen las labores del gobierno del presidente Joe Biden para incrementar la capacidad en una red de albergues autorizados.
Los gobernadores de Iowa y Nebraska rechazaron solicitudes federales para albergar a niños migrantes. Señalaron que se oponen a la postura de Biden de brindar atención a los menores antes de que se les reúna con familiares.
Esta es una táctica evidente y preocupante para politizar una crisis humanitaria. Debido a que los albergues con sede en Texas comprenden una porción significativa de la capacidad de Estados Unidos, esta orden podría infligir un verdadero daño y perjudicar seriamente el bienestar de los niños”.
Krish O'Mara Vignarajah, directora del Servicio Luterano de Inmigración y Refugiados.
Denuncias ponen en riesgo a niños migrantes
En abril, las autoridades de Texas anunciaron que estaban investigando tres reportes de abuso y negligencia en un coliseo de San Antonio que alberga a más de 1,600 adolescentes migrantes. También se han llevado a cabo pesquisas por abuso o negligencia en instalaciones con permisos estatales. Texas enumeró 18 citaciones relacionadas entre abril y mayo.
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El incremento en la llegada de niños migrantes ha puesto a prueba la capacidad del gobierno federal. Solo en marzo recogió a casi 19,000 niños que cruzaron la frontera desde México sin la compañía de un adulto. En abril la cifra rondó más de 17,000.
La pandemia también ha significado una reducción en la capacidad de los albergues de tamaño mediano y pequeño que atienden a niños. El programa perdió miles de camas debido a las restricciones relacionadas con el COVID-19, y para febrero habían disminuido a unas 7,100.
Con menos camas en los refugios de menor tamaño y un creciente número de niños en las estaciones de la Patrulla Fronteriza, el gobierno de Biden otorgó enormes contratos a compañías privadas en marzo para establecer instalaciones de emergencia que carecen de licencia en centros de convenciones, bases militares y otros espacios similares.
Estos lugares son similares a los albergues de evacuación por huracanes. Allí hay un espacio limitado para jugar y no existe privacidad. Además de que los críticos aseguran que los contratistas no están equipados para cuidar apropiadamente de los menores.
Los activistas y legisladores han expresado su preocupación por la salud mental de los niños en los sitios. Cientos de niños duermen en catres debajo de enormes carpas. Estas instalaciones requieren menos personal especializado en la atención a jóvenes y menos médicos por cada niño. Y tampoco están sujetas a supervisión jurídica tradicional, evadiendo las regulaciones estatales.
Desarrollado por La Noticia con información de AP.