Es muy probable que la elaboración del vino acompañara los inicios de las primeras civilizaciones en el mundo. Los efectos embriagadores del jugo fermentado de la uva sirvieron de vehículo para las primeras experiencias místicas, las cuales dieron lugar al nacimiento de las distintas creencias y religiones. Esta incipiente unión entre vino, embriaguez y religión viene avalada por restos arqueológicos que dan fe de su presencia en las más antiguas civilizaciones.
Edad media
La demanda de vino se redujo con la caída del Imperio Romano de Occidente (476 d. C.) y hubo que esperar hasta los siglos VII y VIII para que la vinicultura volviera a recuperarse. Sorprendentemente fueron los monjes católicos romanos quienes continuaron produciendo vino durante la Edad Media, pero sólo a partir del Renacimiento (siglos XV y XVI) se volvió a tener una verdadera bonanza vitivinícola.
¿Qué es la viticultura?
La viticultura es la ciencia que estudia la vid. Esto incluye el entendimiento y comprensión del desarrollo de la planta de manera interna y externa, es decir, su transpiración, respiración, absorción de nutrientes, fotosíntesis, ciclo vegetativo y origen.
El objetivo de la viticultura depende de la finalidad del vino: si se busca una producción de mayor rendimiento se enfoca en vinos de consumo cotidiano a un precio accesible; a menor rendimiento de producción, en cambio, pretenden ser de mayor calidad, contando específicamente con mejores características organolépticas y por lo tanto su precio es mucho más elevado.
Otro de los objetivos de la viticultura consiste en encontrar el punto óptimo de la maduración de la uva, y con ello sus componentes más importantes para hacer vino. Las decisiones vitivinícolas que se toman en el viñedo tienen un gran impacto en la determinación del estilo, calidad y cantidad de cada uno de los vinos producidos.