Es muy común que la sociedad, en términos generales, simpatice con aquellas personas que han sido víctimas de violencia y muestre repudio y rechazo hacia el agresor. Sin embargo, conocer cómo surge la violencia y la agresividad en un ser humano, nos puede ayudar a buscar procesos de ayuda y rehabilitación. Esto no quiere decir que justifiquemos la conducta agresiva.
La violencia física, emocional y/o sexual es un delito y hay consecuencias criminales para las personas que cometen estos delitos. Pero, también sabemos que la agresividad en un ser humano es producto de muchos factores y que para romper el patrón de violencia, es importante buscar sanación.
Es importante que no olvidemos que un agresor puede ser tanto una mujer como un hombre. En este artículo usamos la palabra agresor para referirnos a ambos géneros.
Características de un agresor
La mayoría de los agresores comparten alguna de las siguientes características:
- Haber crecido en un ambiente de violencia.
- Haber sido víctimas de violencia en algún momento de su vida.
- Personalidad impulsiva.
- Rasgos de inmadurez.
- Estado de ánimo depresivo.
Estas características demuestran que muchas veces el agresor ha sido víctima de violencia en algún momento de su vida y debido a que no tuvieron la posibilidad de sanar ese trauma, convierten su coraje, ira y frustración en violencia hacia otras personas que, muy probablemente, no tuvieron nada que ver con su trauma original.
Es por eso que es de gran importancia buscar ayuda profesional para la persona que ha sido víctima de violencia.
¿Se puede rehabilitar a un agresor?
En algunos países latinoamericanos se han desarrollado programas de tratamiento para agresores, pero son limitados los programas disponibles. Lamentablemente, el enfoque social hacia el agresor ha sido solamente de criminalizarlo, o sea de que cumpla en prisión por el delito, pero poco se ha hecho para desarrollar programas de tratamiento. Gran parte de las conductas agresivas tienen la posibilidad de ser sanadas y rehabilitadas cuando se recibe el tratamiento adecuado por profesionales preparados para trabajar con esta población.
¿Seguir viviendo con un agresor en tratamiento?
Es muy positivo cuando el agresor acepta la necesidad de buscar ayuda e inicia un proceso de tratamiento, pero comenzar un proceso de tratamiento NO significa que la conducta agresiva está sanada.
El tratamiento es un proceso que toma tiempo y junto con el profesional que atiende al agresor, deben evaluar cuán seguro es convivir con el agresor mientras está en tratamiento. En algunos casos, es preferible separar el agresor de la víctima en lo que el tratamiento es completado y el terapeuta considere que es seguro vivir bajo el mismo techo.
Recuerden que esta información no sustituye una consulta médica. Puede haber otros factores que solo pueden ser detectados y diagnosticados en una consulta con un profesional de la salud. Para mayor información pueden llamar al 984-974-3795.