La vida de Allison Feaster dio un giro radical cuando conoció el basquetbol a los 7 años de edad.
Feaster probó para su equipo de la escuela secundaria como una alumna de séptimo grado y se hizo del cuadro como titular rápidamente.
Los padres de Feaster se habían separado cuando estaba en quinto grado, lo que hizo que su vida fuera una rueda de la fortuna.
Nació en Carolina del Sur, pero la vida la llevó a pasar unos años a Europa, por lo que aprendió a adaptarse a las condiciones que iban surgiendo.
“Localmente para mí, tuve un gran apoyo familiar”, dice Allison a La Noticia.
“Crecí con mi mamá y mis tres hermanos y fui capaz de ir en el carril adecuado”.
“Francamente nosotros viajamos mucho, nuestra familia viajó mucho, vivíamos en Europa cuando era joven, estuvimos expuestos a muchas cosas”.
“Así que vivir en el Sur fue para nada desconocido para mí”, añade.
A pesar del divorcio de sus padres, ella siguió adelante, fortalecida por el ejemplo de su madre, quien regresó a la universidad apenas se separó.
“Yo era capaz de ir a una escuela donde la diversidad era buena y celebrada así que estoy realmente agradecida con mi experiencia en Carolina del Sur”, apunta.
Con el ejemplo de su madre, Feaster vio la importancia de lo académico y eso la alejó de situaciones que pudieran desviar el camino que le tenía preparado el destino.
“Me dejó prepararme para conocer otros lados y viajar por el mundo”, dice.
Feaster finalmente se graduó como la mejor estudiante de su clase de la escuela secundaria y rechazó becas deportivas para poder determinar su propio enfoque académico durante sus años universitarios.
Al entrar a Harvard, se unió al equipo de basquetbol en 1994.
Feaster-Strong fue una estrella inmediata, promediando 17.0 puntos y 11.8 rebotes por partido, líder en la liga.
En su último año en Harvard, la oriunda de Carolina del Sur lideró la nación en anotaciones, con 28.5 puntos por juego.
Terminó como la número 14 en rebotes con 10.8 por juego y era la 16 en robos con 3.3 por encuentro.
Allison corrió con la suerte de tener un sólido núcleo familiar, lo que hizo que los pequeños pinchazos de discriminación que llegó a vivir, no la marcaran.
“Primero que nada es cierto, estas cosas existen (la discriminación y el racismo) en el mundo”, lamenta.
“Es desafortunado y necesitan terminar”.
“Yo les aconsejaría a los jóvenes que con suerte, los jóvenes tengan un adulto en quien puedan confiar y buscar ayuda con esa situación”.
“Es difícil ser resiliente y valiente, pero creo que la valentía es requerida en situaciones como esa; entonces no dejen que los determine o los acompleje y sigan sus metas”.
Feaster-Strong terminó su carrera universitaria con 2,312 puntos, siendo la segunda de todos los tiempos en la Ivy League.
Así como 1,157 rebotes —la tercera de todos los tiempos en la Ivy League— y 290 robos —la tercera mejor de la historia en la Ivy League—.
Números que la ponen en la discusión como la mejor jugadora de baloncesto de la historia de esa liga.
Además de que fue una de las cinco jugadoras elegidas para el equipo de baloncesto femenino de todos los tiempos de la Ivy League en 2015.
Todo es le valió para ser la primera jugadora de la Ivy League seleccionado en el Draft de la WNBA.
Jugó con Los Ángeles Sparks de 1998 al 2000; de 2001 a 2006 muy cerca de casa con el Charlotte Sting y finalmente con Indiana Fever.
Además, alternó su transitar por la WNBA con Europa.
Después de retirarse del basquetbol en 2016, Allison se inscribió en el Programa de Asociados de Operaciones de Baloncesto de la NBA.
Completó el programa de un año en 2017 y, una vez finalizado, aceptó un trabajo como Gerente de Personal de Jugadores y Relaciones con Entrenadores en la NBA G League.
En septiembre de 2019 los Boston Celtics anunciaron su contratación como vicepresidenta del apartado destinado al desarrollo de jugadores.
Y es actualmente la única mujer en el staff de operaciones del equipo verde.
También colabora con los programas de Jr. NBA para desarrollar a niños, sobre todo en Latinoamérica.
“Creo que formarse es difícil para cualquiera, latino, estadounidense, chino o lo que sea”, analiza sobre su visión de trabajo.
“Pero realmente me enfoco en el recorrido, aprender los básicos, practicar cada día y aprender los básicos es lo mejor que cada jugador joven puede ser”.
“Quizás es ir a alguna universidad estadounidense y tener exposición y quizás de esa experiencia puedes ser notificado por un equipo profesional”.
“Pero la NBA, la mejor liga de baloncesto del mundo, tiene diversas avenidas para ser un asociado de la liga”.
“Si no puedes ser jugador puedes ser entrenador o puedes estar en el staff de la oficina o trabajar en operaciones de baloncesto”.
“Así que creo que la última meta es construir y ser el mejor jugador que puedas ser”.
Es así que Feaster trata a los jóvenes por igual, sin importar su origen.
Les enseña cada uno de los conceptos que la llevaron a ser una jugadora de respeto y ahora una profesionista destacada.
“Les recomendaría tanto a un niño latino como a uno estadounidense que se enfoquen primero en lo que aprendan y enfocarse en los detalles”, dice.
"Estos detalles pueden ser en estos programas y diría que se concentren en su físico, su peso, en su alimentación, en cómo comen”.
“Ser un buen estudiante, un buen compañero; creo que todos esos valores en la cancha te llevan en esta carrera a ser un profesional algún día”, puntualiza.
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