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El cultivar y fortalecer la relación de pareja en el matrimonio o en la convivencia es un proceso que dura toda la vida, mientras se decida continuar juntos. Al igual que los seres humanos enfrentamos nuestras etapas de desarrollo, la relación de pareja se enfrentará a diferentes etapas o ciclos. Cada etapa tiene sus propios retos y sus encantos y lo importante es poder enfrentar los retos para llegar a resoluciones que fortalezcan la relación.

Etapa de luna de miel (1-3 años)

Los primeros años de la convivencia muchas veces se consideran como una etapa de mucha ilusión o de enamoramiento. Sin embargo, también puede ser una etapa de retos porque hay muchos ajustes en la convivencia. Es importante entender que, como parte del proceso de ajuste, cada pareja tendrá que ser flexible y hacer cambios por el beneficio de la convivencia.

Desilusión (3-8 años)

Se comienza a tener confianza para expresar molestias, lo cual puede traer discusiones que pueden traer pensamientos de si realmente se tomó la decisión correcta de casarse. La convivencia es un reto y lo más natural es que surjan diferencias. La clave es poder abrir el dialogo y establecer acuerdos donde ambos se sientan que sus necesidades son atendidas. Otro reto en esta etapa es la llegada de los hijos, lo cual hace que se divida el centro de atención de la pareja hacia los hijos. Este proceso pudiera crear resentimientos y celos si no cultivamos y protegemos la vida de pareja.

Realización (8-20 años)

En esta etapa se espera que haya una estabilidad económica y también puede experimentarse un aburrimiento hacia la rutina. Es importante dialogar en pareja para identificar nuevas fuentes de chispas que puedan fortalecer la relación, a través del desarrollo de metas y proyectos en pareja.

Madurez (20-30 años)

En esta etapa se puede experimentar el nido vacío, el cual se refiere a cuando los hijos abandonan el hogar, ya sea porque se van a estudiar o porque deciden hacer sus vidas de forma independiente. Este proceso puede generar mucha tensión en la pareja porque requiere ajustarse nuevamente a estar solos, como al inicio del ciclo. Si no se cultiva la vida de pareja durante los ciclos anteriores, este nido vacío puede vivirse como comenzar a convivir con un extraño en el hogar. Aunque los hijos son importantes en el núcleo de familia, es de igual importancia atender la relación de pareja.

Balance (30 años en adelante)

Una vez superadas las etapas anteriores, esta etapa se vive con mayor madurez y trascendencia sobre el propósito de vida. Es la etapa de acompañarse y cuidarse mutuamente. Un aspecto importante será el planificar económicamente para poder vivir esta etapa con cierta comodidad y continuar trabajando juntos en proyectos de vida.

Si sientes que algo no está fluyendo en la relación, es importante planificar conversaciones donde se pueda compartir los sentimientos y pensamientos. El éxito de una buena relación en pareja es una buena comunicación, amor y respeto. Si observan dificultades en la comunicación, buscar ayuda de un profesional de terapia de parejas pudiera ser el próximo paso para mejorar la comunicación y la relación. Recuerden que esta información no sustituye una consulta con un profesional de la salud emocional, que puede ayudar identificar aspectos específicos de su situación. Para mayor información pueden llamar al 984-974-3795.

Mae Lynn Reyes-Rodríguez, Ph.D. Psicóloga Clínica e Investigadora Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill Departamento de Psiquiatría

2 respuestas a “Enfrentando retos en el matrimonio”