Un hombre murió a causa del COVID-19 el año pasado y su partida dejó una herida profunda en su madre.
Para colmo, la abuelita de Carolina del Norte no solo perdió a su hijo, sino también su casa por problemas de dinero.
Y luego una casa más cuando se quemó.
Pero los bomberos colaboraron para asegurarse de que el 2021 sea un poco mejor para ella.
La tragedia le arrancó las cenizas
Cuando se quemó el cobertizo en el que Betty Campbell, de 76 años, había estado viviendo, perdió las cenizas de su hijo.
Eric Dunlap murió de COVID-19 en abril pasado, un mes después de que ella ya no pudiera pagar el alquiler de su casa.
"Nunca podré recuperarme", dijo Campbell a WBTV.
"Me duele mucho, especialmente cuando sé que mi hijo está ahí, quemado de nuevo”, abundó.
Campbell había tenido dos trabajos y vivía en un cobertizo en el jardín de su hermana, Mae Bryant, porque tenía problemas para subir y bajar las escaleras dentro de la casa.
Pero en la víspera de Año Nuevo, un incendio eléctrico consumió el cobertizo.
Afortunadamente, Campbell estaba dentro de la casa con su hermana en ese momento, pero todas sus pertenencias se perdieron.
"Doy gracias a Dios porque pude haber estado allí, dormida", comentó Campbell.
Los bomberos de la estación 11 de Raleigh apagaron las llamas y, al día siguiente, la capitana Dena Ali dice que no podía apartar a Campbell de su mente.
Bomberos, más que apagar un incendio
Entonces, Ali entró en Facebook, con la esperanza de recaudar unos cientos de dólares para comprarle algo de ropa a Campbell.
En 24 horas, había recibido 4,000 dólares.
"Es absolutamente reconfortante", dijo Ali.
“No estamos tan divididos como pensamos”, insistió.
“Creo que realmente compartimos esta humanidad común que hace que las personas quieran cuidarse unas a otras”, indicó.
Además de las donaciones, Victor Company, una organización sin fines de lucro formada por bomberos minoritarios de Raleigh, trabajó con una empresa llamada Ameriglide para instalar un salvaescaleras en la casa de la hermana de Campbell de forma gratuita.
“Hay un Dios que se sienta alto y mira bajo. Hay personas que vendrán cuando las necesite”, dijo Bryant.