El pasado 12 de abril, Connie Ann Smith, una mujer de 54 años de Emmett, Idaho, llamó a la policía para reportar que su nieta de ocho años, Taryn Summers, se había escapado de su casa.
Al llegar al domicilio de Connie, la policía interrogó a la abuela e inspeccionó la casa. Los agentes encontraron algo en la habitación Taryn que les pareció sospechoso, hacía falta un pedazo de sus alfombra; sin embargo, Connie explicó que lo cortó del suelo debido a que su nieta había defecado en ella.
Después de una exhaustiva búsqueda, este martes fue encontrado el cadáver de Taryn. El cuerpo se encontraba cubierto de vómito y dentro de una bolsa en el asiento trasero del auto de su abuela. Las versiones de que la pequeña se había fugado de su casa se descartaron de inmediato.
En un principio, Smith fue acusada de homicidio en primer grado, pero después se le añadió el delito grave de no notificar una muerte y otro por destrucción, alteración u ocultación de pruebas. Las autoridades han dicho que es muy probable que se le imputen más cargos.
La pequeña Taryn es la tercera habitante de la casa de Connie que se reporta como “pérdida”. Tristan Conner, de 16 años, desapareció en septiembre de 2020 y Taylor Summers, de 14, fue visto por última vez en octubre del mismo año. Los tres son familiares.
En un principio, la policía creyó que los tres niños habían escapado para reunirse. Pero después de las primeras investigaciones en el caso Taryn, se descubrió que los otros menores ya habían sido encontrados y estaban a salvo.
Para la búsqueda de la pequeña, la policía del condado de Gem utilizó perros, drones y cuestionaron a los amigos de la niña para descartar que se encontrara con uno de ellos.
Connie Ann se encuentra detenida a la espera de que posibles cargos se le sumen durante las investigaciones. Smith enfrenta una fianza de 800,000 dólares.