Cuando el niño entra a la escuela puede comer de diferentes maneras: traer su almuerzo en la lonchera, comprar la comida que se ofrece en la cafetería, o combinar ambas opciones.
Lo interesante es que el padre realmente no sabe si el niño comió, regaló o botó en la basura lo que se le ofreció o llevó en su lonchera. Los maestros no están obligados a darle de comer a sus hijos, ni a exigirles que se coman la comida. Pregúntele a su hijo si se comió su comida. También pregúntele al maestro si su hijo está comiendo.
Trate de comprarle alimentos ligeros y nutritivos para rellenar en el caso de que no coman en la cafetería, cosas no grasosas, ni dulces, ni pegostosas, ni comidas raras que provoquen la burla de sus amiguitos.
A los niños les encanta:
• Zanahorias con crema ranch
• Sandwiches de mantequilla de maní con mermelada
• Cajitas de cereal
• Manzana en trocitos
• Pasas secas
• Galletas saladas con queso, pavo o jamón
Siempre prefiera frutas, y proteínas por encima de los dulces, vegetales crujientes por encima de las comidas chatarras. En la escuela ofrecen helados y pasteles de chocolates y se le da al niño la libertad de seleccionar lo que deseen siempre y cuando esté dentro del presupuesto estimado. Se recomienda que bloquee las comidas que no son nutritivas.
Escríbale al maestro lo que usted no quiere que el niño coma. Cada semana la escuela publica el menú de la semana y del mes, manténgase al tanto de este menú que en general es muy balanceado, pero recuerde envíe en su lonchera reservas nutritivas.