La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, patrona de Estados Unidos, hace referencia a la fecha en la que la madre de Jesús fue concebida. Según su nacimiento, el 8 de septiembre, fue el 8 de diciembre cuando se gestó la virginal santa.
Su celebración se instaló por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854 con la carta apostólica "Ineffabilis Deus". No obstante, desde antes ya se había proclamado patrona de Estados Unidos. Mientras tanto, España también la asumió como patrona en 1644. En el país ibérico acuñaron la fecha por considerar que fue ella la que obró el milagro de llevarlos a triunfar en la Batalla de Empel, frente a los Países Bajos.
La imagen de la Inmaculada es una mujer joven que viste túnica blanca y manto azul, son éstos símbolos de pureza y eternidad respectivamente. Lleva una corona con doce estrellas, la media luna y una serpiente a los pies simbolizando su dominio sobre el pecado.
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¿Desde cuándo la Inmaculada Concepción es la Patrona de Estados Unidos?
La Inmaculada Concepción es oficialmente la Patrona de Estados Unidos, por edicto del Papa Pío IX, desde 1847.
En honor a ella se hizo el Santuario Nacional de la Inmaculada en la capital de la nación, Washington D.C. Forma parte de la basílica católica construida en honor a la Virgen María como Patrona de los Estados Unidos y es el santuario mariano católico más importante en todo el país.
El Papa Pío X aprobó la construcción del recinto en 1913, y la primera piedra fue colocada en 1920. Tardó muchos años en estar lista, ya que se inauguró en 1959. Alrededor de 10,000 fieles pueden estar al mismo tiempo en el lugar.
Juan Pablo II (1979), Benedicto XVI (2008) y Francisco (2015)., han sido los tres papas en visitar este santuario.
Oración a la Inmaculada Concepción
Inmaculada Madre de Dios, Reina de los cielos, Madre de misericordia, abogada y refugio de los pecadores: he aquí que yo, iluminado y movido por las gracias que vuestra maternal benevolencia abundantemente me ha obtenido del Tesoro Divino, propongo poner mi corazón ahora y siempre en vuestras manos para que sea consagrado a Jesús.
A Vos, oh Virgen santísima, lo entrego, en presencia de los nueve coros de los ángeles y de todos los santos; Vos, en mi nombre, consagradlo a Jesús; y por la filial confianza que os tengo, estoy seguro de que haréis ahora y siempre que mi corazón sea enteramente de Jesús, imitando perfectamente a los santos, especialmente a San José, vuestro purísimo esposo.
Amén.